viernes, 16 de agosto de 2013

Triplete’ de Higuaín acerca a Argentina a octavos



El argentino Gonzálo Higuaín celebra uno de los tres tantos anotados contra Corea del Sur correspondiente a la segunda fecha del grupo “B”. Foto Diario Co Latino/AFP/Pedro Ugarte
El argentino Gonzálo Higuaín celebra uno de los tres tantos anotados contra Corea del Sur correspondiente a la segunda fecha del grupo “B”. Foto Diario Co Latino/AFP/Pedro Ugarte


Daniel Merolla
Johannesburgo/Afp

Argentina sacó a relucir súbitamente su poder de fuego hoy, al poner de rodillas y golear a Corea del Sur (4-1), con tres goles de Gonzalo Higuaín y ráfagas del talento de Lionel Messi, hasta ubicarse en el umbral de los octavos de final del Mundial Sudáfrica-2010.

Los sudamericanos pasaron a liderar con seis unidades el Grupo B, en el que los surcoreanos quedaron segundos con tres. La Albiceleste sufría con un ajustado 2-1 en el monumental Soccer City, ante 80.000 aficionados, casi 15.000 de ellos argentinos, tras un gol en contra de Park Chu-young, a los 17, y el primero de ‘Pipita’, a los 33, pero los asiáticos descontaron con una astuta maniobra de Lee Chung-yong (45+1).

Sin embargo, apareció la luminosidad de Messi para desequilibrar y provocar la jugada del tercer gol, a los 76, mientras que Sergio ‘Kun’ Aguero, le sirvió el cuarto a Higuaín en bandeja de plata, a los 80.

Los Guerreros Taeguk se atrincheraron con una línea de cuatro en el fondo pero fue inútil, cayeron sin atenuantes.

Los asiáticos no abandonaron su esquema por nada del mundo y se mantuvieron agrupados alrededor del arquero Jung Sung-ruyong como si estuvieran defendiendo una ciudadela del asedio de invasores, lo que fue casi «suicida»

porque Argentina lo arrinconó por vía aérea y Gonzalo Higuaín aumentó de cabeza a los 33.
Ni siquiera estar 2-0 abajo persuadió a Corea del Sur de lanzar algunos hombres a la vanguardia, pero fue la Albiceleste la que le cedió gentilmente un gol, cuando Martín Demichelis se durmió con una pelota fácil en la media luna, se la robó con astucia Lee Chung-yong y descontó a los 45+1.

Argentina no encontraba los huecos para penetrar en esa Muralla Coreana y la explosividad de ataque de Leo Messi sólo aparecía en ráfagas, Carlos Tévez se embarcaba en luchas estériles mano a mano y sólo el talento de Angel di María para amagar y desbordar iluminaba el ataque de los sudamericanos.

El equipo que orienta Diego Maradona tuvo un control hegemónico de la pelota que le regaló Corea del Sur, con pases cortos, pacientes, a la espera de meter una entrada por sorpresa.

El capitán Javier Mascherano batalla como un león para recuperar el balón, pero Maxi Rodríguez es una rueda de auxilio y no un habilitador inteligente como Juan Verón, ausente por lesión, y cuando llegaba el balón a los pies de Messi lo acorralaban sin piedad tres o cuatro camisetas rojas.

Lo que se perfilaba para Argentina como una tarde sin angustias empezó a ensombrecerse cuando una infracción inútil de Jonás Gutiérrez le costó la segunda amarilla que lo dejará afuera del último partido con Grecia.

Para colmo, Mascherano también se cargó con una tarjeta por una entrada violenta y Corea experimentó una ligera mejoría con el ingreso en la segunda parte de Kim Nam Il, quien se plantó como organizador con inclinación a generar algo del fútbol que su equipo pedía a gritos.

La Albiceleste volvió a mostrar un trabajo de laboratorio, toda una innovación en la breve historia como entrenador de Maradona, en las que Messi mete con precisión de cirujano centros a compañeros que entran por sorpresa.

Pero a Argentina se le heló la sangre, cuando en otro descuido defensivo, se filtró Yeom Ki Hum y cuando tenía al arquero Sergio Romero a su merced, le pegó desviado, por ser tan zurdo que usó ese botín cuando tenía todo el arco a su antojo para darle de derecha.

Penaba entonces de vuelta Argentina, contra un equipo de agudas limitaciones técnicas, pero con una espartana disciplina para cumplir a rajatabla la orden de agruparse defensivamente y presionar a Messi, a Tevez, a Higuaín, e incluso a Di María cuando descubrieron que su talento podía arruinarles la tarde.

Y tuvo que ser Messi el factor que volcó la balanza, en esta su nueva etapa de plena compenetración, como si fuera con la camiseta del FC Barcelona, con un desborde por izquierda, remate, rebote en el arquero, otra vez remate y la pelota que cae mansa en Higuaín para anotar.

Tan mansa como el bello pase de Sergio ‘Kun’ Aguero para que señalase el cuarto, en una fiesta para El Pipita.

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