jueves, 31 de marzo de 2022

 El gol que nunca pega en el palo ni lo ataja el arquero


por Daniel Merolla


Una de las bromas más frecuentes entre futboleros es que, de tanto pasar el video del golazo de Juan Carlos 'El Chango' Cárdenas al Celtic de Escocia (1-0), un día el tiro va a pegar en un palo. O lo va a atajar el arquero John Fallon, tan famoso como el santiagueño por esa volada digna de Spiderman que aparece en las fotos en blanco y negro.

Pero la pelota se sigue clavando en el ángulo. Una jugada que resume la belleza estética del fútbol como obra maestra de la sincronización y la armonía. Un poema futbolero.

El golazo ahora vuelve a revivir por el fallecimiento del Chango, a los 76 años, tras haber sufrido covid-19 en 2021.

La historia tiene su leyenda, como toda que se precie. Una es que el Bocha Humberto Maschio, a metros de Cárdenas, le gritó "tirá" o "pegale". No fue cierto. Lo desmintieron ambos. Igual fue raro que un derecho como el santiagueño le pegara de zurda y encima con esa fuerza y precisión desde 35 metros.

"Fue espontáneo. Yo sabía hacer goles, tenía los puntos de referencia del arco en la mente. Hay veces que me dicen: 'Eh, pero vos ni levantaste la cabeza'. Ni hacía falta. Creo que con eso se nace, es una virtud que viene desde siempre. Ya sabés dónde está el palo, el arquero. Pero la zurda sí la practiqué".

Aquel gol de antología le dio a Racing la Copa Intercontinental europeo-sudamericana de 1967. Aquel era el nombre técnico, pero para los hinchas fue siempre "el campeonato del mundo" y Racing "el primer campeón mundial" argentino. El fútbol otorga esas libertades y concesiones linguísticas. Todo sea por exaltar la gloria del momento.

Racing rompía así con el hechizo de que los equipos argentinos nunca había podido ganar un título grande internacional. Eran los eternos "campeones morales". O peor; las víctimas del 'Desastre de Suecia', la primera vez que jugaba un Mundial en 28 años. Demasiado para un fútbol que se valora a si mismo como el mejor o uno de los mejores.

Lo que ningún video puede distorsionar es que aquel zurdazo se clavó en un ángulo alto del arco que defendía John Fallon, el hombre que reemplazó al titular Simpson, herido en la cabeza de una pedrada en el precalentamiento en la cancha del partido de vuelta.

El encuentro de ida había terminado con una victoria escocesa por 1-0 en Glasgow y en la vuelta triunfaron los argentinos 2-1. El segundo gol en el estadio El Cilindro o, para ser exactos, Juan Domingo Perón, de la ciudad de Avellaneda.

El 'cardenazo' selló el 1-0 en el partido desempate en el estadio Centenario de Montevideo, el 4 de noviembre de aquel año. 

Era el éxtasis para aquel muchacho que había viajado una vez en los asientos de madera del tren del norte, con boleto desde su natal Santiago del Estero. Venía a probar suerte en la capital del fútbol y donde, según la sabiduría popular, atiende Dios.

"Luché mucho", recuerda Cárdenas. "Me independicé a los 16 años, estuve solo en Buenos Aires hasta que llegaron mis papás. Éramos cinco en una pensión, con mis hermanitas, mis padres y yo. No me querían dejar solo. Me acompañaron en el sueño. Allá teníamos nuestra casita humilde, yo tenía los amiguitos con lo que jugar a la pelota pero nos fuimos a Buenos Aires para que yo juegue en Racing", evoca.

Gran tipo fue el Chango. E hizo 89 goles en 297 partidos. Lo querían por su cintura ' a lo Rojitas' y destreza goleadora, pero también los exigentes de la 'hinchada número uno' le dedicaban unos cuantos insultos por su pachorra provinciana. Pero se ganó el corazón de la gente. Siempre volvió al club que amaba. Se convirtió en leyenda con su campeonato de primera con el Equipo de José en 1966 y la Copa Libertadores de 1967. Después "fuimos campeones del mundo", insiste. La pelota sigue sin pegar en un palo o en las manos del arquero.


miércoles, 30 de marzo de 2022

 

La dictadura argentina se cavó la fosa con la Guerra de Malvinas hace 40 años


nota publicada por AFP

 /  Buenos Aires (Argentina)  -  29 marzo 2022 11:18  -  AFP (Daniel MEROLLA)  /  ENFOQUE  -  9ZG799

El dictador argentino Leopoldo Galtieri cavó su propia fosa hace 40 años cuando lanzó la aventura militarista de Malvinas y perdió la guerra contra Gran Bretaña, derrota que derivó en la caída del régimen y el retorno a la democracia.

 

El 2 de abril de 1982, tropas de la dictadura recuperaron por la fuerza las islas que Argentina reivindica como parte de su territorio. 74 días de batallas en tierra, mar y aire después se rendían ante una colosal fuerza de tareas enviada por Londres.

Tres días antes, el 30 de marzo, una masiva movilización callejera de la central obrera y partidos políticos que reclamaban "Elecciones ya" había sido reprimida ferozmente, con centenares de heridos y detenidos, además de un muerto en la ciudad de Mendoza.

Los combates en estas islas del Atlántico Sur arrojaron un saldo de 649 argentinos y 255 británicos muertos. El mundo asistió con asombro a un choque bélico entre países de Occidente. 

Es el más importante de los conflictos de soberanía reconocido por el comité de descolonización de Naciones Unidas.

"Galtieri tenía pretensiones políticas de pasar a la historia. Su dictadura entraba en fuerte crisis económica, en medio de violaciones masivas a los derechos humanos. Fue puro oportunismo sin rasgos de patriotismo", dice a la AFP el historiador Felipe Pigna, prolífico autor de libros y programas didácticos de TV.

Inicialmente, la maniobra rindió frutos: Galtieri salió al balcón de la Casa Rosada (presidencia), una tradición de gobernantes democráticos, frente a una Plaza de Mayo dos veces colmada de gente que respaldaba la recuperación de Malvinas.

"Fue un manotazo de ahogado de la dictadura cívico-militar que buscaba perpetuarse en el poder. Sucede que Malvinas es parte de la identidad y pertenencia de los argentinos", afirma a la AFP Edgardo Esteban, director del Museo Malvinas, escritor y periodista, premiado por el guión de la película 'Iluminados por el fuego", su testimonio como excombatiente.

Pigna recuerda que "se venía barajando un plan secreto de ocupación para una de las dos fechas patrias, el 25 de mayo (Revolución de 1810) o el 9 de julio (Independencia en 1816). Pero ante la protesta social, el salto del dólar y las corridas financieras, se apuraron los planes".


- Fantasía dictatorial -

 

La ONU admite la disputa de soberanía desde 1965 y llama a negociarla. Reino Unido siempre se negó. "Argentina quiere recuperarlas por la diplomacia y la paz. Malvinas es parte de nuestra vida", dice Esteban.

 

"La dictadura creó la fantasía del apoyo que tendría de Estados Unidos. El plan era ocupar, negociar y retirarse. Pero al ver la Plaza de Mayo repleta desde el balcón, Galtieri decide quedarse", evocó Pigna. Casi 15.000 soldados argentinos fueron movilizados al archipiélago en el Atlántico Sur.

La entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, venía debilitada internamente pero encuentra un motivo para mejorar su imagen. Manda a luchar a miles de tropas, dos portaaviones y centenares de barcos, bombarderos y helicópteros. "Tenía una enorme superioridad militar", reflexiona Pigna.

"Londres consigue el apoyo de la OTAN (Tratado del Atlántico Norte), de Washington y de la dictadura de Augusto Pinochet en Chile", ilustra el historiador.

Argentina se rinde el 14 de junio y el régimen, en crisis terminal, convoca a elecciones.


- Soldados torturados -

 

La noche de la rendición, miles de argentinos marcharon a la Plaza de Mayo a reclamar contra los responsables de la derrota. Fueron reprimidos con balas de goma y gases lacrimógenos.

Pero la fosa estaba cavada y los dictadores, a punto de caer. Nombraron a un general de transición, Reynaldo Bignone, quien llamó a comicios y en octubre de 1983 regresaba el sistema democrático.

 

"Se subestimó al enemigo a partir del vínculo con Estados Unidos y los elogios a Galtieri del presidente Ronald Reagan. La autocrítica y los errores militares están contenidos en el Informe Rattenbach, desclasificado hace 10 años", indicó Esteban.

 

El historiador y el excombatiente destacan el contraste entre la actitud heroica de los inexpertos y jóvenes soldados ("esos chicos que pusieron el cuerpo", dice Pigna) y las brutales conducciones de los mandos militares, denunciados incluso por aplicarles torturas en el campo de batalla.

Aunque los militares argentinos fueron condenados por los crímenes de la dictadura, los tormentos sufridos por los conscriptos, como privarlos de alimentos o enterrarlos en la nieve hasta el cuello, aún no han sido juzgados. Quienes lo denunciaron se encuentran, 40 años más tarde, a la espera de que la Corte Suprema determine si constituyen crímenes de lesa humanidad y por lo tanto no prescriben.

 


lunes, 28 de marzo de 2022

Argentina de fiesta con Messi, Di María y buena compañía

Paciencia para esperar el momento e inspiración para rematar

por Danie4l Merolla

 La clasificada selección argentina, con un Lionel Messi inspirado y un gol de antología de Ángel Di María, amplió el viernes su invicto a 30 partidos y se despidió de sus hinchas en Buenos Aires con fiesta en La Bombonera antes del Mundial de Catar-2022, al golear 3-0 a la eliminada Venezuela.

 

Por la penúltima fecha de la clasificatoria sudamericana y ante 50.000 aficionados que celebraron el triunfo con euforia, abrió la cuenta Nicolás González a los 35 y Di María aumentó a los 79.


Messi le puso la frutilla al postre a los 82, pese a rematar pifiado un centro al pecho de Di María. Argentina se afianzó con 38 puntos como escolta de Brasil, con 42. Se medirá con Ecuador en Guayaquil el martes en la última fecha.

 

 

"Hace tiempo que soy feliz aquí en Argentina. Después del Mundial me voy a tener que replantear muchas cosas. Llegue bien o mal. Esperemos que sea de la mejor manera", declaró Messi en tono enigmático, sin precisar qué opciones manejará.


Venezuela tuvo que rendirse ante la superioridad del adversario. Está en el fondo de la tabla, décimo con 10 puntos. Recibirá a Colombia el martes.


De Paul, hombre clave -

 

Las emociones aparecieron casi al final. Di María entró y armó una apilada de defensores que selló con un mágico tiro de emboquillada. Messi había sido el factor de desequilibrio por velocidad y claridad durante todo el juego.

Una jugada de ataque clásica había quebrado la inercia del dominio casi absoluto de balón y terreno que ejercían los argentinos. Por un instante se hizo una grieta en la muralla defensiva venezolana.

Rodrigo De Paul, cada vez más aplomado como armador y recuperador, metió un centro rasante para una entrada a todo vapor de González, quien tocó al fondo del arco tras anticiparse a la salida del arquero Wuilker Faríñez y a una retaguardia de acero liderada por Jhon Chancellor.

Faríñez se había lucido al taparle un remate a quemarropa dentro del área de Joaquín Correa, el delantero que supo ocupar el lugar del artillero Lautaro Martínez como el socio ofensivo de Messi.

En la segunda parte el DT Lionel Scaloni probó con Ángel Correa en la búsqueda para el Mundial de Catar-2022 del centrodelantero de recambio de Lautaro Martínez.

La Vinotinto había desplegado una telaraña defensiva. Era una robussta barrera que le cerraba a la Albiceleste todos los caminos.

Entre Christian Makoun y Miguel Navarro habían puesto candado al flanco izquierdo. Nahuel Ferraresi y Roberto Rosales clausuraban el ala derecha.

Una variante ensayada por el DT José Pekerman para salir del asedio fue la de mandar a la cancha a Jhon Murillo por Navarro, amonestado. Intentó también en cambiar la historia con los ingresos de Luis González y Fernando Aristeguieta.


- Momento de probar -

 

Venezuela aguantaba a pie firme. Pero no había renunciado al ataque por completo. José Martínez se erigió como un estratega inteligente en el medio campo, con pases largos y profundos.

No tanta como lo habitual fue la influencia de Yangel Herrera y menor aún fue el peso en el juego de Cristian Cásseres.

Solitarios, pero astutos para desequilibrar, Josef Martínez y Salomón Rondón, le ganaron a veces las espaldas a Nicolás Otamendi y Germán Pezzella en los momentos en que Nahuel Molina y Nicolás Tagliafico se adelantaban por los laterales.

Fue Josef Martínez quien tuvo el empate servido en un centro alto que cabeceó afuera. Era el instante del encuentro en que Pekerman dispuso que la escuadra se adelantase unos 20 metros en el campo.

Tomó el riesgo frente a un rival que no suele perdonar si hay espacios más cómodos para contragolpear.

Leandro Paredes manejó el medio campo con su visión y calidad técnica. Tuvo su oportunidad de ser titular Alexis Mac Allister, a quien le costaba articularse en forma fluido con un equipo que ya juega de memoria.

Mac Allister salió para dejarle lugar a Ángel Di María, quien ha conquistado el corazón de los hinchas, que lo ovacionan y dejan en el pasado años de críticas y desprecios. 

No tuvo fortuna ni cuando recibió un centro atrás de Molina en bandeja, para anotar, pero la tiró afuera.