lunes, 13 de febrero de 2023

 "Argentina, 1985" revive el pasado, pero con la democracia de nuevo amenazada


La laureada película "Argentina, 1985" representa mucho más que un necesario recuerdo de la épica del juicio a los comandantes. Aquellas sentencias históricas a los máximos jefes de graves violaciones a los derechos humanos aparecen en pantalla, justo cuando los fantasmas de la dictadura cívica y militar golpean de nuevo a la puerta. Los espectros vuelven pero convertidos ahora en jueces partidistas, medios desinformadores, grupos económicos conspirativos y otras lindezas.

Latinoamérica está recorrida por otro Plan Cóndor de persecución y eliminación de los líderes y los movimientos, pero sin uniformadoss, ni tanques ni aviones para arrojar gente viva al mar. 

El enfoque político alcanza también al tipo de propuesta artística del filme. La candidatura al Óscar de Hollywood a mejor película internacional es otra demostración de que la violencia política argentina ejerce una fascinación en el mundo desarrollado y en el no tanto.

Si ganara el Óscar de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas sería la tercera vez que surge un magnetismo en los votantes por las ficciones del terrorismo de Estado: la del robo de bebés en "La historia oficial" y la de un asesino integrado a los escuadrones de la muerte en el gobierno de Isabel Perón (1974-76) en "El secreto de sus ojos".

La realización ganó premios en los festivales de Venecia y San Sebastián. Ganó el Goya a mejor película iberoamericana otorgado en España y fue nominada para los BAFTA, llamado el Óscar del Reino Unido.

"Argentina, 1985" narra la intimidad del juicio a los comandantes de la última dictadura cívico-militar, un histórico Nüremberg argentino que dictó sentencias por aberrantes delitos de lesa humanidad.

El filme pone en el centro de la escena al fiscal Julio César Strassera y su equipo de acusadores, que debieron reconstruir el horror vivido en el país con dramáticos testimonios de sobrevivientes, las pruebas del exterminio clandestino de prisioneros políticos y los miedos por el poder que aún conservaban los verdugos.

La realización del director Santiago Mitre (“El estudiante”, “La cordillera”, “La patota”) refleja de manera conmovedora el alegato final del fiscal Strassera, interpretado por Ricardo Darín, el más famoso mundialmente de los actores argentinos, cuando dijo: “Quiero utilizar una frase que no me pertenece, porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces, 'Nunca más'”.

La expresión “Nunca más” había sido el título del informe final de una comisión investigadora civil de los millares de crímenes, torturas, secuestros, desapariciones, fusilamientos y robos de bebés.

Al frente de la comisión estuvo el célebre escritor argentino Ernesto Sábato, encomendado por el entonces presidente socialdemócrata Raúl Alfonsín, el primero de la restauración democrática elegido en 1983.

En Argentina, reacciones de emoción, llanto y congoja despierta la película en una mayoría de espectadores. El filme toca una fibra muy sensible en los argentinos y refresca la memoria de aquello que Sábato definió como “el descenso a los infiernos”.

La película se adentra en los laberintos del fiscal, sus colaboradores y sus familias, pero sin evitar los toques de humor que alivian tensiones que, de otro modo, serían insoportables.

“No es una película sobre la dictadura sino sobre la democracia frágil. Quisimos demostrar que no existe una democracia sin justicia”, declaró uno de los productores, Axel Kuschevatzky.

Los juzgamientos por la represión ilegal aún continúan y hay más de un millar de condenados, pero aquel juicio constrasta con lo que percibe la sociedad: un 78% de argentinos considera malo el funcionamiento judicial y 71% desconfía de la Corte Suprema, sometida a juicio político.

 "Es una película sobre un hecho heroico, feliz de la democracia", afirmó Mitre.

Al recibir el filme el Globo de Oro a mejor película en lengua no inglesa, otorgado el 11 de enero por la prensa extranjera en Hollywood, Darín dijo que "hay gente que ha dado su vida para que lleguemos a la democracia y es importante para los jóvenes verla, muchos no saben qué sucedió".

Mitre reveló haber visto “mil películas de juicios” para inspirarse, pero admitió que la suya: "Tiene algo medio ‘fordiano’, de las películas históricas de (el estadounidense) John Ford", en referencia a la lucha por la justicia en un medio hostil.

En el historial de los Óscars, Argentina suma ocho nominaciones. Las dos estatuillas anteriores fueron por “La Historia Oficial” (1985) y por “El secreto de sus ojos” (2009).

A la luz de los tres Óscars, los miembros de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas parecen fascinados con las ficciones de violencia política en Argentina: la del robo de bebés en "La historia oficial" y la de un asesino integrado a los escuadrones de la muerte en el gobierno de Isabel Perón (1974-76) en "El secreto de sus ojos".

La película de Mitre, producida también por Amazon, ganó premios en los festivales de Venecia y San Sebastián.