sábado, 16 de octubre de 2021


A la Argentina le costó un Perú el 1-0

por Daniel Merolla


 Lionel Messi no pudo lucir su genio, pero la selección de fútbol de Argentina tuvo el poder de gol de Lautaro Martínez para vencer el jueves en forma ajustada 1-0 a Perú, que vendió cara su derrota pero se aleja de la clasificación al Mundial de Catar-2022.

"Partido duro, difícil de jugar. Mucho viento, ellos todos atrás dejando pocos espacios", escribió Messi en redes sociales". El capitán se quejó con amargura del árbitro brasileño Wilton Sampaio, de quien dice que siempre los perjudica.

El gol de la Albiceleste lo marcó con un cabezazo 'El Torito' Martínez a los 43 minutos. La Bicolor perdió la oportunidad del empate con un tiro penal estrellado en el travesaño por Yoshimar Yotún, a los 65, en el estadio Monumental de Buenos Aires.

Por la fecha 12, Argentina (25 puntos) se consolidó como escolta del líder Brasil (31). Ambos equipos tienen pendiente la resolución del suspendido partido en Sao Paulo por invasión de cancha de inspectores sanitarios anticovid.

Perú (11) bajó al noveno puesto, más lejos de la clasificación. El partido se jugó ante 35.000 aficionados, un aforo de 50% por la pandemia del coronavirus.

- Muralla peruana -

 

Le había peleado la Bicolor la posesión de la pelota a la Albiceleste. Sabía el DT argentino de los peruanos, Ricardo Gareca, que Argentina no está cómoda sin el balón.

Por eso triangulaban en el medio Christofer Gonzáles, Christian Cueva y Raziel Garcia. Pero lo tenía a Gianluca Lapadula sólo contra el mundo en la ofensiva. Así no hay manera de producir ataques profundos. Apenas embestidas.

Cuando el equipo que dirige Lionel Scaloni se adueñó del campo y del balón, la escuadra inca se refugió en la retaguardia. Leandro Paredes, Rodrigo De Paul y Giovani Lo Celso armaban su habitual serenata de toques cortos.

Como siempre, el balón tenía que caer en los pies de Messi, el hombre que cambia el ritmo. El que mete la quinta velocidad y rompe las defensas como si fueran de papel.

Pero Messi no estaba inspirado. No era solo su culpa. Perú se paró muy bien en su última trinchera. Se alternaban con un marcaje de acero Carlos Zambrano y Alexander Callens, con Pedro Aquino y Yoshimar Yotún como espartanos abroquelados en el Paso de las Termópilas para frenar al ejército persa.

Las camisetas blanquirrojas formaban una barrera. Parecía el andén de un Metro en hora de entrada o salida laboral. ¿Cómo atravesarla?

El único hueco vislumbrado era el que provocaba Ángel Di María por la banda izquierda. 'El Fideo' era una pesadilla para Jhilmar Lora. Argentina, como es su costumbre, no perdió la paciencia, aunque su juego se apagaba de tanto martillar sin que la pared se derrumbara.

Lo que muestra Argentina es un súbito poder de gol. Fue una combinación de 2-1 que De Paul le fabricó a Miguel Trauco con Molina, cuyo centro fuerte lo clavó de cabeza Martínez en el arco de Pedro Gallese.

Perú sintió el impacto. Un empate no era un mal resultado. Una derrota le haría perder el paso hacia su objetivo de atrapar al menos la plaza de la repesca de la eliminatoria.

 

- Quemar las naves -

 

No le quedó otro remedio a la Bicolor que quemar algunas naves. Jugarse a riesgo de desguarnecerse. A correr el peligro de darle espacios a Messi y compañía. Podría ser suicida pero ¿que otra opción quedaba? Adelantó las líneas en bloque unos treinta metros en el campo.

El DT de Perú mandó a la cancha a Gabriel Costa, a Wilder Cartagena y la veteranía de Jefferson Farfán. No había muchas cartas para jugar. Viejo lobo de mar, 'La Foquita' se arrojó dentro del área sobre las piernas de bloqueo del arquero Emiliano Martínez.

Esta vez 'Dibu' Martínez no desmoralizó al rematador como suele hacerlo. Yotún y sus nervios estrellaron el penal en el travesaño. Otro golpe para los peruanos.

Cuando Messi levantó su juego, Perú volvió a cerrar las puertas. Era apostar al contraataque. Scaloni tiene armas de recambio y lanzó al campo a Nicolás González, siempre amenazador, aunque Argentina sufrió al final.


lunes, 11 de octubre de 2021


Ganar, golear, gustar, las tres G de la Argentina de Messi

por Daniel Merolla


 El romance ahora incondicional de la Argentina de Lionel Messi con sus hinchas y con la pelota se vuelve cada día más fuerte después del show de fútbol y goles frente a Uruguay (3-0) para ilusionarse con el Mundial de Catar-2022.

No se puede olvidar que el fútbol fue, es y será dinámica de lo impensado. Nadie ni nada pueden asegurar qué puede suceder en la Copa del Mundo si se clasifica el equipo que conduce el astro en la cancha y Lionel Scaloni en la dirección técnica.

Pero lo nuevo, luego de tantos años de amarguras y desencuentros, es que la Selección ha vuelto a ser "el equipo de la gente".

Lo habían sido, a su manera, los campeones mundiales de Argentina-78 y México-86. El último lazo afectivo fue con los ganadores de las Copas América de Chile-91 y Ecuador-93.

Después, y sin el icónico Diego Maradona en el césped, el vínculo se enfrió. "Ojalá esta comunión con la gente dure mucho. Lo de la gente es impresionante. Es cada vez más lindo poder vivir y disfrutar esto", admitió el máximo artillero histórico de la Albiceleste (77 goles).

 

- Goles son amores -

 

Clave en el enamoramiento es el regreso de los aficionados a los estadios. Unos 35.000 entraron la noche del domingo al Monumental debido a que los números de la pandemia de covid-19 dejaron de ser escalofriantes y se reabrieron las puertas.

El hincha no deja de ser exitista. Crecía el fervor hasta que el amor renació con la Copa América ganada en la final a Brasil este año, tras 28 años de disgustos.

“Cuando el equipo puede jugar, la verdad que da gusto verlo. La paciencia es una virtud que tiene. Los hinchas lo entendieron. Otras veces por ahí la gente pide que se ataque de manera desmedida”, reflexionó el DT.

Es que el clásico rioplatense, como lo definió Scaloni, "hasta el primer gol fue un partido tremendamente difícil en el que ellos se cerraron muy bien".

Tres veces estuvo el artillero charrúa Luis Suárez cara a cara con el arquero Emiliano Martínez. El 'Pistolero' Suárez lo fusiló con dos remates furibundos. 'Dibu' Martínez los atajó. Un tercer 'pistoletazo' se estrelló en un poste. La historia pudo ser otra.

"Es fundamental el 'Dibu'. Cuando le llegan, siempre responde. Se afianzó en el arco. Tenemos uno de los mejores arqueros del mundo, sin duda", comentó Messi.

Más tarde apareció otra vez lo impensado. Messi le tiró un centro-pase a Nicolás González. El delantero pifió el remate, el arquero Fernando Muslera falló, la defensa se confundió y el balón entró al arco como pidiendo perdón por lo bizarro de la jugada.

"Una vez que hacemos el primero empezamos a encontrar espacios y aparecieron los otros goles", ilustró Messi.

Lo diferente es que a su alrededor hay otros socios y sociedades futboleras. Crece la influencia de Rodrigo De Paul (segundo gol) y de Lautaro Martínez (el tercero).

Piensa, juega y no le escapa al área Giovani Lo Celso. Respalda con solvencia Leandro Paredes.

Y algo cambió de raíz. Cuando entra Ángel Di María es un ariete. El hombre que fue marginado de la Selección por perder tantas finales de copas ahora disfruta del romance. Miles corean 'Fideeo, Fideeo' a quien supieron abuchear.

La actitud del público puede ser tan cruel y cretina, como incondicional y festiva. "La comunión entre el equipo y la gente hace que nos ayude, que nos lleve cuando las cosas van mal", teorizó Messi.

 

- La increíble Scaloneta -

 

El salto de calidad y la inyección anímica robustecieron la esperanza de Argentina. Está segunda con 22 puntos, a seis del líder Brasil. Y aún falta la decisión del suspendido partido entre ambos en Sao Paulo.

Los hinchas inventaron en las redes sociales el "Subite a la Scaloneta". Es un autobus que lleva a los jugadores y el chofer es el joven entrenador que nunca había dirigido ni en divisiones de ascenso.

Es el DT al que le ofrecieron el puesto cuando se marchaba del predio de la Liga. Era un excolaborador del despedido Jorge Sampaoli. "¿Querés dirigir unos partidos, nada más?", le preguntaron. "Si", respondió, después del desbande por la humillante eliminación en el Mundial de Rusia-2018.

Ahora la Scaloneta de los Lioneles juega el jueves con Perú en el Monumental y a realimentar el romance.

 

La crónica --

 

El astro argentino Lionel Messi, con las luces de su talento encendidas a pleno, condujo el domingo a Argentina a una goleada ante Uruguay 3-0 en Buenos Aires, que despeja la ruta albiceleste hacia el Mundial  de Catar-2022.

 

Un gol involuntario de Messi al lanzar un centro que se metió en el arco, a los 38 minutos, y otro de Rodrigo De Paul, a los 44, quebraron la dura defensa de la Celeste. Lautaro Martínez aumentó a los 62, en el estadio Monumental, ante 35.000 aficionados, con aforo limitado por la pandemia de coronavirus.

Argentina (22 puntos) se consolidó como escolta del líder Brasil (28). Uruguay (16) se mantuvo en el cuarto puesto, último que otorga una plaza directa. La Albiceleste aumentó a 24 sus partidos en condición de invicto.

Al completarse el jueves la triple fecha, los argentinos jugarán con Perú en Buenos Aires y los uruguayos con Brasil en Manaos.

"La verdad que estamos creciendo mucho en el juego en la posesión, en tener la pelota, en un partido que fue duro, pero que teníamos que ganar por ser local. Salió todo perfecto", declaró el capitán de la Albiceleste.

 

- Rounds de estudio -

 

Las apariencias engañan. Parecía un partido cerradísimo, tenso, cerebral como si jugaran al ajedrez.

Argentina tenía la posesión del balón y Uruguay lo esperaba con un candado defensivo que hubiese sido la envidia de aquel famoso cerrojo que tenía el sello de Suiza.

La línea de tres zagueros de los charrúas era sólo un engaño táctico. Era la última trinchera en el camino al arco de Fernando Muslera, con Sebastián Coates, Ronald Araújo, Diego Godín.

Pero en las bandas había portones de hierro, con los cancerberos Nahitán Nández y Matías Viña. El vallado en el medio lo completaban Federico Valverde, Matías Vecino y Nicolás de la Cruz.

Más arriba se situaban Luis Suárez y Brian Rodríguez, pero nada de quedar aislados. El esquema tomaba rápidamente forma de bandoneón. En bloque atacaban por sorpresa.

La Albiceleste jugaba su frecuente tiki-taka. Lento en la salida y con la idea de cambiar de ritmo a todo vapor cuando la pelota le caía a Messi.

Se asociaban en la creación Gio Lo Celso y Rodrigo De Paul con Leandro Paredes. Lanzaban sus diagonales Lautaro Martínez y Nicolás González.

Subían por los laterales Nicolás Tagliafico y Nahuel Molina. En el fondo se distribuían Nicolás Otamendi y Cristian Romero para cerrar los surcos que pudiesen abrirse rumbo a la valla de Emiliano Martínez.

 

- Emoción por ráfagas -

 

Súbitamente aparecieron ráfagas de talento. Tres veces lo tuvo Suárez a su merced a 'Dibu' Martínez. Dos latigazos suyos a quemarropa fueron conjurados por los reflejos del guardameta. Otro furibundo disparo del 'Pistolero' dio en un poste.

Los argentinos también quebraron la monotonía. 'Torito' Martínez se lo perdió en la puerta del arco dos veces. Messi metió uno de sus zurdazos mágicos pero la trayectoria halló una pierna en la ruta a la red.

Lo lento, ajustado y pensado del juego se convirtió como por hechizo en fiesta de emociones. En un partido para verlo de pie. Gio Lo Celso se filtró, eludió a Muslera y reventó el travesaño desde ángulo cerrado.

El primer gol fue una de esa mezclas de azar, distracción, fortuna e ironía que tiene el fútbol.

Messi le metió un pase elevado al corazón del área a la entrada de Nico González, quien al pifiar el remate confundió al arquero y a la defensa que vieron a la pelota entrar como pidiendo disculpas. Casi un 'blooper'.

En esos momentos de algún desconcierto en el disciplinado dispositivo uruguayo apareció otro destello ofensivo albiceleste. La paradoja es que hubo otra 'pifiada', una de Martínez. La pelota quedó servida en bandeja para De Paul, quien anotó con remate rasante.

El 2-0 no fue inexplicable pero también pudo haber sido al revés por los tres tiros de gol que no pudo festejar Suárez.

 

- Reacción tardía -

 

La reacción del DT uruguayo Óscar Tabárez fue mandar a la cancha a su segunda arma de destrucción masiva, Edinson Cavani, entre otros cambios tácticos para dar vuelta el resultado. Tal vez ya era tarde.

Messi se encendió con sus mejores luces. Hacía estragos dentro del área. En una de esas maniobras en que tiene la pelota convertida en parte de su botín izquierdo, abrió hacia De Paul y su centro clásico hacia al medio lo conectó Martínez con el arco a su disposición.

Tras su error en el tanto de Messi, Muslera empezó a ser el hombre que evitaba una goleada peor. Le ahogó dos veces el grito de gol al ingresado Ángel Di María. Habían ingresado en Uruguay también Joaquín Piquerez, Lucas Torreira, Darwin Núñez y Gio González. Pero ya era demasiado tarde.