viernes, 30 de noviembre de 2018


El SuperCambalache se muda de país

por Daniel Merolla

Los futboleros argentinos viven como un despojo y humillación que la final Boca Juniors-River Plate por la Copa Libertadores se juegue en el Santiago Bernabéu de Madrid, justo en la tierra de los colonizadores de América, tras los incidentes en el Monumental.

Las redes sociales estallaron con memes cuando la Conmebol eligió el jueves a España como sede del suspendido partido de vuelta. Es tendencia el rebautizo del torneo como "Copa Conquistadores de América".
En un mensaje en las redes, la aficionada Karen Torres subió una imagen trucada de uno de los famosos cuadros que ilustran el momento en el que Cristóbal Colón inicia la conquista. En vez de una bandera, espada o crucifijo lleva en alto la Libertadores.
"Es como si no se pudiera bailar tango. Estamos destruyendo al fútbol. No quiero violentos ni dirigentes cómplices. No nos pueden robar el River-Boca", opinó el entrenador de Huracán, Gustavo Alfaro.
El país estaba pendiente de su 'partido del siglo', el mayor superclásico de todos los tiempos. Pero el 24 de noviembre, el autobús con el plantel 'xeneize' fue atacado a pedradas por hinchas violentos al doblar en una esquina a cuatro calles del estadio 'millonario'. La ida había terminado 2-2, sin incidentes en la Bombonera.
 - Gas pimienta a granel -

La policía arrojó gas pimienta para dispersar y afectó a los jugadores. El capitán de Boca, Pablo Pérez, sufrió lesiones en el ojo izquierdo. Los futboleros expresaron simplemente sus sentimientos: "Vergüenza, tristeza, desolación". El domingo 25, nueva suspensión.
De pronto, el club de la Ribera se plantó: pidió los puntos y la Copa. Ambas hinchadas consideran que es una forma de revancha por la eliminación en octavos de final de la Copa en 2015, cuando fanáticos boquenses arrojaron gas pimienta a jugadores de River en la manga de regreso a la cancha en la Bombonera con el resultado 0-0. La Conmebol le dio los puntos a River que había ganado 1-0 la ida.
El conflicto entró en un laberinto jurídico. River dijo que la culpa del ataque fue una grave falla de seguridad policial y que se debía jugar en el Monumental. La Conmebol no le dio la razón a ninguno de los dos y le pasó la pelota a Real Madrid, que aceptó el desafío de la sede.
"¿Por qué se acepta tan livianamente que este partido no se juegue en la Argentina? Esto que se están robando es el fútbol argentino. Y a las que castigaron son a las 60.000 personas que esperaron", en el Monumental, reflexionó el analista Alejandro Wall en el portal web Tiempo Argentino.
El diario deportivo Olé dijo que "perdió River, perdió Boca, perdió el país la posibilidad de vivir una fiesta y perdimos los hinchas: nos quitaron la ilusión, las ganas, el entusiasmo".
"El fútbol está de luto", escribió Alan de 32 años, en las redes y subió la foto de una pelota desinflada con un lazo negro de duelo.
Como siempre, terció el legendario Diego Maradona: "Si la familia de un hincha quiere ver el partido ¿cómo paga para llevarla a Madrid?".
Pero ya aparecen los que tienen el dinero. El embajador en España, Ramón Puerta, le dijo al canal TyC Sports que "dos compañías aéreas vendieron todos sus pasajes en tres horas". No se sabe aún el precio de los tickets de ingreso al estadio, que podría ser de 100 a 300 dólares.
 - Se han roto corazones -

¿Viajarán los barrabravas? Por la violencia en el fútbol argentino murieron 305 personas en los últimos 50 años. Actúan al amparo de los dirigentes de los clubes y de policías deshonestos con los que comparten negocios. La gente los ve como una lacra.
El exjugador y ensayista sociológico Jorge Valdano admitió: "Sería sorprendente que no llegaran en buen número, de parte de ambos clubes". Un horror de exportación.
El argentino DT de Real Madrid, Santiago Solari, dijo que "es un honor dar un buen cierre a una final tan complicada". Pero lamentó "las causas que trajeron el partido a un océano de distancia. Se han roto corazones".
Olé reflejó la impotencia popular: "La final en Madrid es una patada en el alma a todos los hinchas de fútbol de la Argentina. Que se juegue en Madrid suena lindo, pero para el marketing, lindo para el negocio global de la pelota, lindo para quitarle la identidad a un juego que debía jugarse en la húmeda, caótica y bien nuestra Buenos Aires".
Si esto no es una herida en el orgullo ¿qué puede serlo? No es la hora de ineptos o violentos. Es la hora de los conquistadores de América.
Como diría Maradona, la pelota se manchó.


martes, 6 de noviembre de 2018


Ver Boca-River y después morir

por Daniel Merolla


Desde afuera de Argentina se ve con claridad que significa el superclásico: el periódico británico The Observer dijo una vez que "uno no tiene derecho a morirse sin haber visto, al menos una vez un Boca-River".

Otro periódico del Reino Unido, The Sun, lo calificó como "la experiencia deportiva mas intensa del mundo". Un editor de la revista World Soccer Magazine dijo que es "insuperable por ningún otro en el mundo por su pasión e intensidad".
En el universo futbolero argentino, un 40% de los hinchas son de Boca y un 30% de River, según el último dato conocido de la encuestadora Gallup. Pero el impacto es aún mayor.
Futbolero empedernido, el escritor y humorista Roberto Fontanarrosa se preguntaba una vez: "¿Por qué estoy nervioso si soy hincha de Rosario Central? Es difícil no estarlo. Hay una carga eléctrica, una energía que dinamiza y crispa, sea el partido bueno, malo o regular".
"De la misma forma en que el coronel Aureliano Buendía ansiaba conocer el hielo para, de una vez por todas, saciar su curiosidad, empezar con buen pie 'Cien años de soledad' y postular a Gabriel García Márquez como futuro Premio Nobel, yo ansiaba ver un River y Boca", precisó.
Pero el filósofo y profesor universitario José Pablo Feimann evaluó que suena siniestro que en un país en crisis "no se hable de otra cosa". Lo consideró 'el Mundial 78 de Macrsi'. como lo fue de Videla. Aún así, no se puede tapar el cielo con las manos.
Más locos que nunca por el fútbol, millones de hinchas viven la cuenta regresiva de los dos más grandes superclásicos en un siglo, por la Copa Libertadores.

Son dos sábados para el infarto. La pasión, el delirio y el desborde lo provocan ver en una cancha a los colores azul y oro de los 'xeneizes' frente a los albos con la banda roja de los 'millonarios'. Por primera en más de 100 años disputarán el trofeo que sus aficionados más desean.
 Jamás habían jugado por la copa los dos clubes más populares del país sudamericano. La Conmebol organizaba las llaves para que la final fuese siempre entre equipos de países distintos. El año de 2018 será histórico.
 Los riverplatenses eliminaron a los brasileños de Gremio de Porto Alegre (0-1 y 2-1) y los boquenses a Palmeiras de Sao Paulo (2-0 y 2-2). Los planetas se alinearon para chocar. Primero será en la mítica Bombonera boquense y después en el legendario Monumental riverplatense.

 - ¿No dormir por el fútbol? -
Los dos presidentes, Rodolfo D'Onofrio de River y Daniel Angelici de Boca, se esforzaron en poner paños fríos al descontrol fanático. "Convocamos a simpatizantes, hinchas y socios a vivir esto como una fiesta popular, somos rivales no enemigos", dijeron en un comunicado conjunto.
Pero la excitación está desatada desde que se confirmó este verdadero 'hiperclásico'. Ni el presidente de la nación, Mauricio Macri, pudo sustraerse a la tensión. "No voy a dormir por esto", dijo en público.
Exitoso expresidente de Boca, Macri intentó que se permitiese a los hinchas visitantes concurrir a los dos estadios. "No me quiero hacer cargo de una muerte", dijo D'Onofrio. Angelici coincidió. Se jugará sin visitantes.
La presencia de la gente de la visita está prohibida desde 2013 para evitar la violencia. En los últimos 50 años murieron 305 hinchas, cuatro de ellos este año, según la Ong Salvemos al Fútbol. Un quinto muerto que se investiga es un joven asesinado hace una semana cerca del céntrico Obelisco en una aparente discusión por la superfinal.
En un barrio de la ciudad nordestina rural de Apóstoles, un hincha denunció que su excuñado le incendió la casa tras pelearse por Boca-River. El acusado está prófugo. Tampoco pudo con su genio Macri cuando dijo que había que ganarle de una vez por todas al "culón (suertudo) de Gallardo", el DT riverplatense.
Por un lado hay mensajes pacificadores. Un defensa de la selección albiceleste y de Villarreal de España, el exRiver Ramiro Funes Mori, dijo que "a la sociedad no hay que generarle que es vida o muerte, aunque es verdad que el que gane va a tener la gloria".
Pero los memes en las redes sociales estallan de bromas. En una aparece Homero Simpson caminando por la calle mientras hace sonar una campanita, con un cartel colgado y la leyenda en inglés "el fin del mundo está cerca".
Hay consejos médicos en internet para evitar infartos: "No fume, no coma grasas, haga ejercicio". En los memes se ve a personas conectadas a respiradores artificiales o viendo el partido por TV con un desfibrilador a mano.
Fontanarrosa lo definió de manera genial: "De la misma forma en que el coronel Aureliano Buendía ansiaba conocer el hielo para, de una vez por todas, saciar su curiosidad, empezar con buen pie 'Cien años de soledad' y postular a Gabriel García Márquez como futuro Premio Nobel, yo ansiaba ver un River y Boca".
La pasión se refleja en la locura por los tickets. Las plateas en la Bombonera que costaban en partidos de copa el equivalente a unos 90 dólares se revenden en internet a 5.000 dólares.

El éxtasis de la pasión futbolera en Argentina se desatará este sábado al jugarse un histórico primer superclásico final por la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate, tan populares como predestinados a hacer historia.

El primer escenario será la mítica Bombonera de Boca, la que tiembla cuando miles de espectadores saltan y gritan en las tribunas. La revancha será el sábado 24 en el icónico Monumental de River.

A los de camiseta azul con franja amarilla, los llaman 'xeneizes', en el dialecto genovés de los inmigrantes italianos que poblaron el barrio portuario la Boca del Riachuelo.

A los albos con la banda roja les dicen 'millonarios' por ser los que pagaban fortunas para comprar pases en los albores del profesionalismo.


Es la primera vez que juegan por la Copa que más desean en más de 100 años de historia. Y será la última porque a partir de 2019 la copa se disputará en país neutral.

"Es el partido de los sueños", dijo Marcelo Bielsa, ahora DT de Leeds United de Inglaterra.

La emoción corta el aliento a cualquiera. Sólo ambos clubes nuclean al 70% de los aficionados. Mejor ni pensar en la tensión de llegar a desempate a penales en el partido de vuelta.

Sólo dos veces jugaron en un siglo por un título oficial. En 1976, Boca le ganó a River 1-0 y se consagró campeón Nacional. River ganó la Supercopa argentina este año al imponerse 2-0.

Leyendas futboleras lucieron estos colores: un tal Diego Maradona en Boca y el inolvidable Mario 'Matador' Kempes en River.

¿El superclásico tiene comparación? Si, están el español Real Madrid-Barcelona, el escocés Celtic-Rangers, el inglés Liverpool-Manchester United, los italianos Juventus-Inter o Juventus-Milan o incluso el de los vecinos rioplatenses: Peñarol-Nacional.

Pero Boca-River tiene algo inexplicable. Pero tampoco es cuestión de morirse: abundan en los medios consejos médicos para prevenir infartos.

La locura se reflejó en los tickets. Plateas que costaban 90 dólares en semifinales se revenden a 25.000 dólares en ofertas demenciales. Sólo pueden entrar a la Bombonera 53.000 personas y al Monumental 67.000. "Harían falta tres Bomboneras", ilustró Angelici.

En el total de choques amateurs y profesionales, Boca le lleva 10 partidos ganados de ventaja. Ganó seis Libertadores y tres intercontinentales. River suma tres Libertadores y una Intercontinental.

Ambos DT son ídolos de sus hinchas. El de River es Marcelo 'Muñeco' Gallardo y el de Boca Guillermo 'Melli' Barros Schelotto. Los adoran por su fidelidad a los colores y campeonatos ganados como jugadores y entrenadores. Pero Gallardo no podrá ni siquiera ir a la Bombonera, suspendido por la Conmebol.


Hay extranjeros muy valorados. Se lucen los colombianos Wilmar Barrios y Sebastián Villa (Boca) y Rafael Santos Borré (River), tanto como los uruguayos Lucas Olaza, Nahitán Nández (Boca) y Camilo Mayada (River).


sábado, 3 de noviembre de 2018


Arde Troya en Argentina por la locura de la hiperfinal de Libertadores Boca-River

por Daniel Merolla


La final de la Copa Libertadores de América 2018 entre Boca Juniors y River Plate será el superclásico argentino más importante de todos los tiempos. Se clasificaron los 'xeneizes' al superar en semifinales a Palmeiras de Sao Paulo. Un día antes había logrado el pase River frente a Gremio de Porto Alegre.
La pasión que despertó el histórico superclásico es tan grande como las especulaciones políticas. El presidente Mauricio Macri, hincha y expresidente boquense, anunció que los partidos se jugarían con hinchas visitantes, pero dio marcha atrás. Ningún partido en la capital se juega con los aficionados visitantes desde 2013 para evitar más muertes e incidentes como los que dejaron tierra arrasada en el golpeado fútbol criollo.
Pero tuvo que dar marcha atrás. Los clubes y los responsables de la seguridad, salvo la ministra Patricia Bullrcih, le temen a una catástrofe. Horas después del partido con Palmeiras, un hincha de River fue asesinado en circunstancias confusas cerca del Obelisco.
Pero lo cierto es que Boca-River es el choque clásico e histórico que medios deportivos ingleses coincidieron una vez en considerar el match de fútbol que "hay que ver antes de morir"
"Definición superclásica", señaló el diario deportivo Olé en su página web. La palabra 'superclásico' parece no ser suficiente: será un 'hiperclásico', desbordante de pasión por los colores azul y oro o albo con la banda roja.
Una duda es la fecha del encuentro de vuelta. El primer partido está previsto por la Conmebol en el estadio La Bombonera de los 'xeneizes' el 7 de noviembre.
Las fechas casi definitivas son el 10 y el 24 de noviembre, pero no hay certeza.
Buenos Aires estará afectada al megaoperativo de seguridad de la cumbre de presidentes del G20, los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, pero con fuertes despliegue en los días previos.
Será "la final más impactante de la historia con una definición atrapante que nunca se vio", dijo el portal web del diario La Nación.
La final paralizará al país futbolero. 'Millonarios' y 'xeneizes' concentran más del 60% de los hinchas, sobre una población de casi 44 millones de habitantes.
"¡Que locura que va a ser ese partido!", comentó Diego Latorre, exdelantero de Boca y campeón con la albiceleste en la Copa América Chile-1991, ahora comentarista de la cadena Fox Sports.
Los riverplatenses dejaron en el camino en semifinales a los gaúchos que defendían el título (0-1 y 2-1) y los auriazules a los paulistas (2-0 y 2-2).
"Sería algo histórico. No tengo dudas de que sería la mejor noticia que puede tener el fútbol argentino", evaluó antes del partido el miércoles en Sao Paulo el presidente de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), Claudio Tapia.
'Chiqui' Tapia dijo que "tener a dos equipos argentinos en la final nunca se dio, no hay precedentes".
"Si vos analizas las diferentes copas que existen en Europa, son muy pocas las veces que pasó", dijo el dirigente en el canal TyC Sports.
El defensor de River Jonathan Maidana dijo, antes de la clasificación de Boca, que "sería como una final soñada para todos, para el público, los jugadores".
Boca ganó seis veces la Libertadores y River tres.




River bate a Gremio: No darse por vencido ni aún vencido

El triunfo 2-1 en partido de vuelta entreabrió la puerta a una probable hiperfinal de campanillas con Boca. El VAR fue decisivo para otorgar el penal sobre la hora que marcó con auatoridad Gonzalo 'Pity' Martínez y que no se haya anulado el primer gol por una presunta mano en el cabezazo del colombiano Rafael Santos Borré.

por Daniel Merolla


River Plate de Argentina avanzó este martes a la final de la Copa Libertadores. Fue una hazaña que empezó a consumarse a ocho minutos del tiempo reglamentario. Remontó una derrota 1-0 y ganó 2-1 frente a un equipo que fue sólo un fantasma de aquellos equipos brasileños que se defendían sin hacer tiempo y atacaban con soltura, preciosismo y remates furibundos desde fuera del área.
Fue el premio a no darse por vencidos ni aún cuando el resultado era número puesto en Porto Alegre.
Boca juega con Palmeiras en Sao Paulo con la ventaja de 2-0 en la ida.
A favor de los 'millonarios' pesaron los goles de visitante.
La escuadra gaúcha había abierto el marcador por obra del lateral Leonardo Gomes a los 36 minutos, en el estadio Arena do Gremio colmado con más de 50.000 almas. Pero el partido giró 180 grados en la segunda parte, cuando el colombiano Rafael Santos Borré igualó de cabeza a los 82 para River.
En los últimos suspiros del juego, el árbitro uruguayo Andrés Cunha, con asistencia del videoarbritraje (VAR), marcó un penal por mano de Bressan, y lo expulsó por doble amarilla. Lo ejecutó con un zurdazo Martínez, a los 90+5, bajo la lluvia en un final de suspenso y dramatismo.
- Dominar y sufrir -
River fue dueño y señor en la primera etapa en Porto Alegre. Dominador de la pelota y del medio juego. Pero sufrió en su arco el gol que no esperaba. Había planteado bien la estrategia. Pero otra vez fallaba en el remate final, como en el partido de ida.
El colombiano Juan Fernando Quintero había arrancado como eje de rotación. Inspirado, combinaba con su compatriota Rafael Santos Borré y Exequiel Palacios. Se proyectaban agresivamente por las bandas Gonzalo Montiel y Milton Casco. Javier Pinola dejaba su puesto en el fondo y manejaba con inteligencia la transición hacia la valla de Marcelo Grohe.
Le rondaba el gol como un fantasma a Grohe. Lo amenazaron con francos remates de Lucas Pratto, Palacios, Leo Ponzio y Quintero. Como en el primer encuentro, Gremio se atrincheraba con disciplina espartana,
Pero el balón no le llegaba limpio a Pratto. Ignacio Fernández no estaba muy lúcido. Y aparecía una y otra vez Pedro Geromel, como un gladiador, un león en la defensa 'gaúcha'. Hasta Paulo Miranda, en lugar del suspendido Walter Kannemann, fue una muralla frente a los centros aéreos de los riverplatenses.
Empezó a llover y a River se le ahogó de pronto la esperanza. Un rebote casual en un corner le cayó a Leo Gomes cerca del área grande. El lateral clavó el derechazo a media altura en el segundo palo de Franco Armani, como una puñalada. Ahora River necesitaba al menos dos goles.
 - Control y contragolpe -
 Antes del entretiempo, River perdió por lesión a Leo Ponzio, su capitán, hombre clave. En su lugar, Enzo Pérez no le rindió igual. Entró 'Pity' Martínez tras el descanso. También el goleador Ignacio Scocco por Quintero. El DT Marcelo Gallardo tuvo que ver el partido en un palco, sancionado y aislado.
El entrenador local, Renato Gaúcho, mandó a la cancha a Everton, uno de los ídolos de los hinchas de gremio. River mantuvo el control, pero su rival comenzó a asociarse con pases certeros y profundos.
Tocaba el balón Maicon para Michel, o para Ramiro. Se unía a las combinaciones Cícero. Pero algo desconectado lucía el único delantero de punta, Jael.
En los contragolpes, con más espacio, la escuadra local se tornó intimidante. Estuvo al borde del abismo River cuando Everton se escapó solo y Armani le salvó la vida al ganar el mano a mano. Entró entocnes Bressan por Miranda en Gremio.
El empate llegó por un centro de Martínez al corazón del área, al cabezazo Borré. Faltaban ocho minutos a puro suspenso. El penal sumó una dosis de intriga para el infarto. River resistió a pie firme en defensa los embates brasileños.