miércoles, 19 de diciembre de 2018


La superfinal River-Boca: la pelota no se manchó pero fue arrebatada

por Daniel Merolla

(en internet por AFP)

El superclásico del siglo entre River y Boca por la Copa Libertadores fue este año una cinematográfica mezcla de pasión, locura y vergüenza, con festejo del 'millonario' y el sabor amargo de una final transplantada a España.

Usuarios de redes sociales en Argentina rebautizaron con ironía el trofeo como "Conquistadores de América". Sintieron humillación y despojo cuando la Conmebol ordenó llevar el suspendido partido de vuelta al Santiago Bernabéu de Madrid.

Indignados internautas dijeron que la Copa ya no merecía el nombre ideado en homenaje a los patriotas que en el siglo XIX lucharon por emanciparse de la corona.

Las piedras del escándalo fueron las que arrojaron hinchas riverplatenses al bus que llevaba al plantel de Boca al estadio Monumental, tras un empate 2-2 en la Bombonera boquense.

Rompieron ventanillas en el ataque a 600 metros de la cancha. Lastimaron en un ojo al capitán, Pablo Pérez. El gas pimienta de la policía para dispersar agresores afectó a otros jugadores. Así no se podía jugar aquel 24 de noviembre. Al día siguiente, tampoco.

"Es una muestra más de la decadencia del fútbol argentino. Un River-Boca en otro país porque no pueden garantizar la llegada de un autobús a la cancha me parece de una ineptitud incomprensible e insólita", dijo el exDT Ángel Cappa, coautor con su hija María del libro 'También nos roban el fútbol'.



- Sin rebeldía -



Las policías comunal y militarizada debían garantizar cordones de protección. No lo hicieron. Nadie explicó por qué. Sólo renunció un ministro de Seguridad.

El papelón no era nada nuevo bajo el sol. La violencia en las canchas y la de 'barrabravas' se cobró más de 300 vidas en medio siglo.

Si Buenos Aires organizó una semana después, sin disturbios, una cumbre de líderes mundiales del G-20 ¿qué impedía montar un buen operativo? River le había ganado a Boca una bien organizada Copa Argentina este año en Mendoza (oeste). Y con las dos hinchadas en el estadio, sin incidentes.

"Se hubiera elegido otro estadio, no llevarlo a España. La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no nos defendió", disparó el presidente de River, Rodolfo D'Onofrio.

Incluso un trunco superclásico de 2015 debió ser jugado. Hinchas boquenses arrojaron aquella vez gas pimienta a jugadores de River en la manga de regreso al segundo tiempo, por octavos de final.

La Conmebol le dio el partido perdido a Boca, que se quedó con la sangre en el ojo. Fue el argumento 'xeneize' para pedir este año los puntos y la Copa. La protesta fue rechazada.

"Faltó un comunicado conjunto de los dos equipos rebelándose contra una decisión que atentó contra el hincha común", dijo el excampeón mundial en México-86 y ensayista Jorge Valdano.



- Patada en el alma -



En represalia por el incidente, la Conmebol le arrebató al país la superfinal. Así, cambiaron de manos los negocios futboleros de tickets y publicidad, entre otros.

"La final en Madrid fue una patada en el alma a todos los hinchas de fútbol de Argentina. Suena lindo Madrid pero para el marketing, para el negocio global de la pelota, para quitarle la identidad a un juego que debía jugarse en la húmeda, caótica y bien nuestra Buenos Aires", dijo el diario Olé.

Fue una herida en el orgullo ¿Acaso alguien se imagina un Barcelona-Real Madrid en el estadio de Vélez Sarsfield en Buenos Aires? ¿O a Estados Unidos celebrando el 4 de julio de su independencia en el Palacio de Buckingham en Londres?

"Es como si no se pudiera bailar tango. Estamos destruyendo al fútbol. No quiero violentos ni dirigentes cómplices. No nos pueden robar el River-Boca", dijo el entrenador de Huracán, Gustavo Alfaro.

El desencanto cesó al rodar la pelota en el Bernabéu y millones de hinchas reactivaron la pasión. River ganó 3-1 el choque entre los dos colosos argentinos y festejó el mayor triunfo contra el rival de todos los tiempos.

Tanta energía pareció gastar River que fue una sombra en el Mundial de Clubes, eliminado en desempate a penales contra Al Ain de Emiratos Árabes.

La pelota no se mancha, diría Diego Maradona, pero se puede arrebatar, aunque a River nadie le quite lo bailado.

dm


jueves, 6 de diciembre de 2018

Una mancha más al tigre

por Daniel Merolla

(publicado en internet por AFP)

La agresión a futbolistas que obligó a suspender el partido de vuelta de la final de la Libertadores-2018 entre River plate y Boca Juniors, trasladado este domingo a España, fue una mancha más al tigre: es la historia de una Copa plagada de escándalos.
Lo que nunca había sucedido desde el primer campeonato en 1960 es que un encuentro se jugase en otro continente. La Conmebol eligió el estadio Santiago Bernabéu de Madrid. Argentina perdió la sede.
¿Exportará la Libertadores su inclinación a la violencia? La seguridad es la mayor preocupación de los organizadores.
El archivo les da la razón. Decenas de incidentes se registraron fuera de los estadios, y dentro también, en las 59 ediciones. Estos son algunos bochornos que ocurrieron dentro de las canchas.
- Patadas voladoras -
Difícil igualar la triste noche de puñetazos y patadas voladoras de Boca con Sporting Cristal  en 1971 en La Bombonera.
Los peruanos marcaron el empate 2-2 que eliminaba a los 'xeneizes'. Los de Boca protestaron al árbitro uruguayo Alejandro Otero no cobrar un presunto penal sobre la hora. Hubo un roce entre jugadores y se desató una batalla campal. Saldo: 18 expulsados, todos llevados a una comisaría. ¡E incluso el referi!.
En los anales de lo insólito está la final Santos-Peñarol en 1962. Los santistas habían ganado la ida en Montevideo y los carboneros ganaban la vuelta 3-2 cuando un botellazo desmayó al árbitro Carlos Robles. Significaba perder los puntos y la Copa.
 Convencieron a Robles de fingir que el partido seguía, por miedo a una reacción violenta de los hinchas. Santos empató pero quedó firme el triunfo de Peñarol. En el desempate ganaron las huestes de Pelé por 3-0.
En la cárcel terminaron varios jugadores de Racing y Estudiantes de La Plata en 1968, tras un desempate a pura patada y expulsados. En aquella década de 1960 los encuentros eran guerras.
- Mordida de perro -
Un perro de la policía mordió dentro de la cancha al arquero de Boca, Carlos Navarro Montoya. Fue en medio de una riña entre jugadores y carabineros, en una cancha invadida por hinchas de Colo Colo, en una semifinal en Santiago en 1991.
Otra vez en Chile, una moneda que impactó en el árbitro obligó a suspender el partido que empataban 1-1 Cobreloa y Olimpia de Paraguay.
Golpes a mansalva les dieron hinchas de América de México a jugadores de Sao Caetano de Brasil, tras invadir la cancha del estadio Azteca en 2004. La mecha que encendió el fuego fue un codazo de Cuauhtémoc Blanco a Anderson Lima.
En La Bombonera, en 2005, el partido con Chivas de México no pudo terminar. Chivas había goleado 4-0 en la ida. Al salir expulsado el mexicano Adolfo 'Bofo' Bautista se burló ante el banco 'xeneize' al mostrar el número 4 con los dedos. Martín Palermo le dio un codazo, el DT Jorge Benítez lo escupió y un hincha se metió en la cancha y le dio una patada.
En 2006, el hoy DT de River, Marcelo Gallardo, cuando era jugador, fue expulsado en un partido en Asunción que ganó Libertad por 3-1. En las tribunas estalló una batahola infernal entre hinchas 'millonarios' y policías. El partido fue suspendido a 8 minutos del final.
Aquel año, hasta los alcanzapelotas se metieron en furioso intercambio de golpes y patadas entre jugadores y cuerpos técnicos antes del segundo tiempo de Cerro Porteño-Palmeiras en Sao Paulo.
Otro partido suspendido fue Boca-Cruzeiro en 2008 cuando hirieron a un juez de línea con cubos de hielo en La Bombonera.
Ni festejar en paz se puede en una final. En 2010 Inter de Brasil acababa de ganarle 3-2 a los mexicanos de Chivas cuando empezó otro match generalizado de trompadas y patadas.
Piñas y puntapiés a granel se repitieron en 2011, cuando el Santos de Neymar venció 2-1 a Peñarol en la final y los brasileños no podían levantar la Copa.
- Combates medievales -
Otro combate cuerpo a cuerpo al modo medieval, todos contra todos, fue el broche en 2011 del triunfo de Fluminense sobre Argentinos Juniors 4-2 en Buenos Aires.
 Ocho jugadores de Arsenal de Argentina fueron arrestados tras un enfrentamiento con policías que los apalearon después del partido que perdieron 5-2 con Mineiro de Brasil en 2013.
Gas pimienta arrojaron hinchas boquenses a jugadores 'millonarios' en 2015 en la manga de regreso al segundo tiempo (0-0) en la Bombonera. Boca perdió los puntos.
Casi como una revancha de aquel hecho, Boca le pidió hace una semana a la Conmebol los puntos de la postergada superfinal. Fue rechazado.
Otra lucha a puro puñetazo se desató entre jugadores y se extendió a los hinchas a las tribunas en el partido Peñarol-Palmeiras por fase de grupos en 2017.
La Copa se parece más a un trofeo de guerra que a uno deportivo.

domingo, 2 de diciembre de 2018


Escándalo copero: El show debe continuar


por Daniel Merolla

River ratificó el sábado su rechazo al "cambio de sede" para el partido de vuelta final con Boca por la Copa Libertadores, aunque el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, afirmó que "la pelota no se puede parar", tras la orden de la Conmebol de jugarlo en Madrid el 9 de diciembre.

El club 'millonario' "ratifica su rechazo al cambio de sede" al entender que "la decisión desnaturaliza la competencia, perjudica a quienes adquirieron su ticket y afecta la igualdad de condiciones a partir de la pérdida de la condición de local", según un comunicado en su página web.
Consultado Infantino por la nueva protesta riverplatense, respondió que "la Conmebol va a tener que tomar una decisión". En rueda de prensa en el marco de la cumbre del G20 en Buenos Aires, el dirigente deportivo dijo que su convicción "es que se tiene que jugar, la pelota no se puede parar".
River Plate reiteró que no fue responsable de la agresión a pedradas contra el autobús que trasladaba al plantel 'xeneize' al estadio Monumental el 24 de noviembre y que los hechos ocurrieron por "una falla del operativo de seguridad".
El capitán boquense, Pablo Pérez, resultó lastimado en un ojo y el resto de la delegación sufrió los efectos del gas pimienta arrojado por la policía para dispersar a los agresores. El encuentro se suspendió ese día y el domingo 25 otra vez al no estar los jugadores en condiciones.
"Hay unos idiotas que arruinan la fiesta. Hay que encontrarlos y sacarlos", dijo el mandamás de la FIFA.
Luego, en una entrevista con la AFP también en el marco del G20, Infantino señaló que "la Conmebol ha tenido su misión más difícil. Ellos propusieron Madrid, es una situación excepcional en circunstancias excepcionales".
La ida se había disputado en el estadio la Bombonera y empataron 2-2. La Conmebol dispuso esta semana que se juegue en el estadio Santiago Bernabéu el 9 de diciembre.

- ¿Organizar el G-20 y no River-Boca? -


El club 'millonario' afirmó que "el fútbol argentino en su conjunto y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no pueden ni deben permitirse que un puñado de violentos impidan el desarrollo del superclásico en nuestro país".
Infantino dijo tener "la experiencia de ver a los hinchas argentinos en los mundiales" y que "es una característica la pasión". Pero aclaró que la federación española y Real Madrid tienen "mucha gente que sabe cómo se organiza este tipo de partidos".
River renovó su estupor: "Es incomprensible que el superclásico no pueda desarrollarse con normalidad en el mismo país que en los días que corren se desarrolla una cumbre del G20".
Hinchas, dirigentes, medios y futbolistas argentinos han coincidido en que es "una vergüenza y una humillación" que el superclásico más importante de todos los tiempos se juegue fuera del país.
River recordó que la agresión ocurrió "fuera del anillo perimetral dispuesto para el evento", a cuatro calles del estadio y que la falla de seguridad "fue asumida abiertamente por las más altas autoridades del Estado". El ministro de seguridad de Buenos Aires, Martín Ocampo, tuvo que presentar la renuncia.
El club también evocó que "más de 66 mil asistentes al estadio aguardaron pacientemente" y que "a esos mismos espectadores se les niega ahora -injustificadamente- la posibilidad de presenciar el espectáculo, en virtud de la evidente diferencia de costos y la distancia propia de la sede elegida", cuestionó.
Cientos de hinchas de River protagonizaron este sábado un 'banderazo' frente al Monumental enojados por perder la localía, entre cánticos de apoyo a River y de rechazo a la decisión de la Conmebol.
Sin embargo la Conmebol avanzó este sábado y comunicó que se venderán 25.000 entradas para cada afición, 5.000 de ellas destinadas a residentes argentinos que podrán comprarlas directamente al club y el resto para no residentes que deberán adquirirlas desde el domingo en el sitio de la confederación.

- Boca quiere los puntos -


Boca también ha apelado la reprogramación del partido y pidió a la Conmebol que le otorgue los puntos y la Copa.
Entre sus argumentos figura la eliminación sufrida ante River en octavos de final de la Copa en 2015. Hinchas boquenses arrojaron gas pimienta a jugadores de River en la manga de regreso a la cancha en la Bombonera con el resultado 0-0.
La Conmebol dio por perdido el partido a Boca y lo descalificó. River había ganado 1-0 la ida.
Infantino confió en que la revancha se va a jugar y que será "una fiesta del fútbol sudamericano".
Será la primera vez que una final de Libertadores se defina fuera de Sudamérica desde que comenzó a disputarse en 1960.
"Que sea algo que marque un antes y un después para el fútbol. La FIFA no actúa. Es una competencia de la Conmebol, que tiene los elementos" para la decisión.
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, presente en la cumbre del G20, dijo al respecto que para su país "es un honor albergar" el encuentro y que se va a "desplegar todo un aparato de seguridad".
Boca busca su séptimo título de Libertadores para igualar a su compatriota Independiente como máximo ganador del torneo continental, mientras River va por su cuarta corona.
dm-ap-ls/sa/ol



sábado, 1 de diciembre de 2018

publicado en Internet)

River rechaza jugar en Madrid pero Infantino dice que la pelota no puede parar
 /  Buenos Aires (Argentina)  -  01 diciembre 2018 14:15  -  AFP (Daniel MEROLLA)  /  NOTA-CENTRAL  -
River ratificó el sábado su rechazo al "cambio de sede" para el partido de vuelta final con Boca por la Copa Libertadores, aunque el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, afirmó que "la pelota no se puede parar", tras la orden de la Conmebol de jugarlo en Madrid el 9 de diciembre.
El club 'millonario' "ratifica su rechazo al cambio de sede" al entender que "la decisión desnaturaliza la competencia, perjudica a quienes adquirieron su ticket y afecta la igualdad de condiciones a partir de la pérdida de la condición de local", según un comunicado en su página web.
Consultado Infantino por la nueva protesta riverplatense, respondió que "la Conmebol va a tener que tomar una decisión". En rueda de prensa en el marco de la cumbre del G20 en Buenos Aires, el dirigente deportivo dijo que su convicción "es que se tiene que jugar, la pelota no se puede parar".
River Plate reiteró que no fue responsable de la agresión a pedradas contra el autobús que trasladaba al plantel 'xeneize' al estadio Monumental el 24 de noviembre y que los hechos ocurrieron por "una falla del operativo de seguridad".
El capitán boquense, Pablo Pérez, resultó lastimado en el ojo izquierdo y el resto de la delegación sufrió los efectos del gas pimienta arrojado por la policía para dispersar a los agresores. El encuentro se suspendió ese día y el domingo 25 otra vez al no estar los jugadores en condiciones normales.
"Hay unos idiotas que arruinan la fiesta. Hay que encontrarlos y sacarlos", dijo el mandamás de la FIFA.
La ida se había disputado en el estadio la Bombonera y empataron 2-2. La Conmebol dispuso esta semana que se juegue en el estadio Santiago Bernabéu el 9 de diciembre.
 ¿Organizar el G-20 y no River-Boca? -
El club 'millonario' afirmó que "el fútbol argentino en su conjunto y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) no pueden ni deben permitirse que un puñado de violentos impidan el desarrollo del superclásico en nuestro país".
Infantino dijo tener "la experiencia de ver a los hinchas argentinos en los mundiales" y que "es una característica la pasión". Pero aclaró que la federación española y Real Madrid tienen "mucha gente que sabe cómo se organiza este tipo de partidos".
River, en cambio, renovó su estupor: "Es incomprensible que el superclásico no pueda desarrollarse con normalidad en el mismo país que en los días que corren se desarrolla una cumbre del G20".
Hinchas, dirigentes, medios y futbolistas argentinos han coincidido en que es "una vergüenza y una humillación" que el superclásico más importante de todos los tiempos se juegue fuera del país.
River recordó que la agresión ocurrió "fuera del anillo perimetral dispuesto para el evento", a cuatro calles del estadio y que la falla de seguridad "fue asumida abiertamente por las más altas autoridades del Estado". El ministro de seguridad de Buenos Aires, Martín Ocampo, tuvo que presentar la renuncia.
El club también evocó que "más de 66 mil asistentes al estadio aguardaron pacientemente" y que "a esos mismos espectadores se les niega ahora -injustificadamente- la posibilidad de presenciar el espectáculo, en virtud de la evidente diferencia de costos y la distancia propia de la sede elegida", cuestionó.
- Boca quiere los puntos -
Boca también ha apelado la reprogramación del partido y pidió a la Conmebol que le otorgue los puntos y la Copa.
Entre sus argumentos figura la eliminación sufrida ante River en octavos de final de la Copa en 2015. Hinchas boquenses arrojaron gas pimienta a jugadores de River en la manga de regreso a la cancha en la Bombonera con el resultado 0-0.
La Conmebol dio por perdido el partido a Boca y lo descalificó. River había ganado 1-0 la ida.
Infantino confió en que la revancha se va a jugar y que será "una fiesta del fútbol sudamericano".
Será la primera vez que una final de la Libertadores se defina fuera de Sudamérica desde que comenzó a disputarse el torneo, en 1960.
"Que sea algo que marque un antes y un después para el fútbol. La FIFA no actúa. Es una competencia de la Conmebol, que tiene los elementos" para la decisión.
Boca busca su séptimo título de  Libertadores para igualar a su compatriota Independiente como máximo ganador del torneo continental, mientras River va por su cuarta corona.