God bless you, Norma
por Daniel Merolla
El cine argentino entró una noche en la historia grande del cine con los Premios Óscar de la Academia de Hollywood. Norma Aleandro, una mujer considerada la gran dama del arte dramático argentino, sólo atinó a intercalar un emotivo "God bless you" (Dios te bendiga) cuando dijo, tras abrir el sobre: "And the winner is... The Offcial History" (La Historia Oficial, 1985) de su compatriota, el director y productor Luis Puenzo.
Los argentinos la vieron por televisión. Había rumores de que podía ganar. Y fue el primer filme argentino laureado con un Óscar y ella su protagonista. Apenas podía contener el llanto de alegría.
Actriz de carácter y nacida en una familia de artistas,
Lectora empedernida de niña, autodidacta, despreciada por
una maestra teatral, triunfadora después, idolatrada por el público, directora
ilustre, pero víctima de un exilio, en una sociedad implacable con los transgresores, por sus ideas progresistas. Se había atrevido a acompañar las denuncias por los desaparecidos en la dictadura.
Aquel momento histórico de gloriosa emoción, tal vez el más recordado en su carrera, fue
en 1986, en la entrega de la estatuilla que bautizó una bibliotecaria de la Academia, Margaret Herick, por su parecido con su tío Óscar. Aleandro, dominada por los nervios, tardó en abrir el sobre para anunciar el premio
a la mejor producción en lengua no inglesa.
Se abrazó primero al legendario zar del cine estadounidense
Jack Valenti y luego a un atildado Puenzo, en su hora de fama mundial.
- El terror -
Aleandro interpretaba a una profesora de historia que se
entera que su hija adoptiva de 5 años había sido apropiada a un matrimonio
de desaparecidos en la dictadura de la década de 1970. Su abuela, de la Plaza
de Mayo, la buscaba removiendo cielo y tierra.
El personaje de Aleandro toma partido por la familia de
sangre y se enfrenta con su marido, cómplice de los represores, papel que
jugaba en la película otro prócer argentino de la actuación, Héctor Alterio.
"Antes del rodaje yo trabajaba en teatro. Venía Luis
(Puenzo) con el guión y yo lloraba. Sentía miedo. Pero estoy feliz de haberla
hecho", contó una vez. Había vuelto la democracia en 1985 pero
aún actuaban los grupos del terror y se recibían amenazas de muerte por filmar
una historia de robo de bebés.
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