martes, 9 de julio de 2019


God bless you, Norma

por Daniel Merolla

El cine argentino entró una noche en la historia grande del cine con los Premios Óscar de la Academia de Hollywood. Norma Aleandro, una mujer considerada la gran dama del arte dramático argentino, sólo atinó a intercalar un emotivo "God bless you" (Dios te bendiga) cuando dijo, tras abrir el sobre: "And the winner is... The Offcial History" (La Historia Oficial, 1985) de su compatriota, el director y productor Luis Puenzo. 
Los argentinos la vieron por televisión. Había rumores de que podía ganar. Y fue el primer filme argentino laureado con un Óscar y ella su protagonista. Apenas podía contener el llanto de alegría.

Actriz de carácter y nacida en una familia de artistas,
Lectora empedernida de niña, autodidacta, despreciada por una maestra teatral, triunfadora después, idolatrada por el público, directora ilustre, pero víctima de un exilio, en una sociedad implacable con los transgresores, por sus ideas progresistas. Se había atrevido a acompañar las denuncias por los desaparecidos en la dictadura.
Aquel momento histórico de gloriosa emoción, tal vez el más recordado en su carrera, fue en 1986, en la entrega de la estatuilla que bautizó una bibliotecaria de la Academia, Margaret Herick, por su parecido con su tío Óscar. Aleandro, dominada por los nervios, tardó en abrir el sobre para anunciar el premio a la mejor producción en lengua no inglesa.

Se abrazó primero al legendario zar del cine estadounidense Jack Valenti y luego a un atildado Puenzo, en su hora de fama mundial.
- El terror -
Aleandro interpretaba a una profesora de historia que se entera que su hija adoptiva de 5 años había sido apropiada a un matrimonio de desaparecidos en la dictadura de la década de 1970. Su abuela, de la Plaza de Mayo, la buscaba removiendo cielo y tierra.
El personaje de Aleandro toma partido por la familia de sangre y se enfrenta con su marido, cómplice de los represores, papel que jugaba en la película otro prócer argentino de la actuación, Héctor Alterio.
"Antes del rodaje yo trabajaba en teatro. Venía Luis (Puenzo) con el guión y yo lloraba. Sentía miedo. Pero estoy feliz de haberla hecho", contó una vez. Había vuelto la democracia en 1985 pero aún actuaban los grupos del terror y se recibían amenazas de muerte por filmar una historia de robo de bebés.
 Aleandro conocía lo que era tener miedo en la dictadura. Agentes del régimen le arrojaron gas lacrimógeno en un teatro de Buenos Aires y una bomba estalló luego en su casa. La amenazaron de muerte por teléfono. Tuvo que exiliarse con su marido y su hijo en España.
 No se dio por vencida. "En los momentos descalabrantes, cuando hay demasiada desilusión, tristezas y falta de esperanza, no hay que perder conciencia y vivir la vida sin tanto dramatismo", recordaba al regresar.
 Entre sus decenas de lauros nacionales e internacionales, figura el de Mejor Actriz del Festival de Cannes de 1986 por aquel papel en La Historia Oficial.
 - ¿Tirarse al río? -
 La premiaron o nominaron por papeles en Gaby: A True Story (1987, de Luis Mandoki), Sol de Otoño (1996, de Eduardo Mignona) y El Hijo de la Novia (2001, de Juan José Campanella), entre otros.
 Hija de un matrimonio de populares actores, Pedro Aleandro y María Luisa Robledo, a los 13 años estudiaba en el Instituto de Arte Moderno. La habían echado de una escuela media muy autoritaria por defender de la discriminación a unas compañeras judías.
 Llegó al país Simone Garmá, una destacada profesora teatral. "Yo quería ser como ella. Era alguien muy elegante", rememoraba. Pero Garmá le dijo: "Usted no sirve".
 Aleandro era muy religiosa. Se fue a rezar y llorar a una iglesia. Luego llegó a la orilla del río de la Plata decidida a arrojarse a las aguas. No se animó. Le llevó años superar el trauma.
 "Fui lectora y autodidacta. Lo aprendí de mi abuela española Pepita que nos leía El Quijote junto con mi hermana (la fallecida actriz María Vaner). Nos crió cuando mis padres estuvieron en viajes laborales", evocaba.
 En teatro hizo obras de Eurípides, Molière, Lope de Vega, Cervantes, Tirso de Molina, Tennessee Williams y Arthur Miller. El cine y la televisión la convirtieron en una figura popular y en la dama de oro de la actuación.


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