viernes, 12 de junio de 2015


Sindicatos argentinos lanzan mensaje político a través de una huelga

por Daniel Merolla


Juan Carlos Schmid, lugarteniente del camionero Hugo Moyano, consolida su perfil como probable secretario general de una CGT unificada. La huelga de transportistas que semiparalizó Argentina se convirtió en mensaje de fuerte contenido político. Por un lado fue demostración de fuerza para el próximo gobierno. El jefe de la Confederación de Transportistas suena para ser el factor de re-unión de los cegetistas. Sea cual fuere el presidente elegido en octubre, la central obrera advierte que algún tipo de ajuste, más o menos fuerte, será aplicado.
Por otro lado, los gremios peronistas volvieron a recordar su poder a los candidatos a los comicios de octubre. La panorámica se abre aún más si se vislumbra la puja política que continúa entre la presidenta Cristina Kirchner y las fuerzas del moyanismo y el barrionuevismo (por el gastronómico Luis Barrionuevo). El controvertido impuesto de ganancias sigue como prenda de la discusión. La mandataria no cede, ni por dar el brazo a torcer en la puja ni tampoco por las necesidades de fondos del Estado en la última fase de su gestión.
Una huelga de conductores de autobuses, trenes, camiones, aviones, barcos y metro, apoyada por sindicatos opositores, paralizará este martes Argentina, en una protesta en demanda de mejoras salariales a casi cinco meses de las elecciones generales del 25 de octubre.

La medida de fuerza fue la quinta desde que Cristina Kirchner asumió la presidencia en 2007 y la segunda en dos meses para rechazar la fijación de topes a los aumentos de sueldos que acuerdan los gremios con las empresas. Kirchner (62 años), quien no podrá presentarse a un tercer mandato, puso como límite un 27% al incremento anual de haberes, salvo en los sectores que registran alta rentabilidad como bancos y exportaciones de aceites.
"No fuimos escuchados por la presidenta así que el paro se va a realizar", señaló a radio Mitre Roberto Fernández, líder del poderoso sindicato de conductores de buses.
En Argentina hay cinco centrales obreras, pero la mayoría de los siete millones de trabajadores sindicalizados (otros cuatro millones no están registrados legalmente) se agrupan en la llamada Confederación General del Trabajo (CGT) Balcarce, afín al gobierno.
Sin embargo, la medida de fuerza adoptada por los sindicatos de oposición detuvo de hecho casi toda la actividad industrial y de servicios al no circular transportes, como sucedió en la huelga del 31 de marzo pasado.
"El paro es más político que otra cosa. No sé qué van a sacar con una medida de fuerza", dijo en rueda de prensa el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
Otro de los reclamos del movimiento sindical es la eliminación o reducción al mínimo del impuesto a las Ganancias, que grava a los salarios.
El tributo lo pagan 1,1 millón de trabajadores, según el gobierno, o casi dos millones, según los huelguistas. Partidos de la oposición han prometido en su campaña electoral que eliminarán la gabela.
El Gobierno ha respondido que en casi todos los países los salarios pagan tributos que sirven para financiar obras públicas, viviendas de bajo costo o el seguro social.
Otra polémica de tono político se instaló con los sindicatos opositores acerca de los índices de pobreza, el mismo día en que Kirchner recibió en Roma de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) una distinción por sus programas contra el hambre.
La mandataria, que aún no ha elegido a un delfín para las elecciones presidenciales, dijo en la asamblea de la FAO que "el índice de pobreza se ubica por debajo del 5%, y el índice de indigencia en 1,27%, lo que ha convertido a la Argentina en uno de los países más igualitarios".
La opositora central obrera CGT Azopardo, liderada por el sindicalista camionero Hugo Moyano, le respondió en Buenos Aires que estadísticas realizadas por su central sindical estiman la pobreza en 27,8%.
Otro frente de discusión se abrió  luego de que el gobierno denunciara un sabotaje político tras un choque el domingo de un tren de pasajeros con una locomotora que realizaba maniobras, un incidente que dejó 40 heridos leves.
El hecho ocurrió en la estación ferroviaria Temperley, que pertenece a la reestatizada línea Roca, cuyos servicios unen Buenos Aires con la periferia sur.
La colisión se produjo apenas unas horas antes de una ceremonia prevista en la misma estación Temperley, donde el ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, precandidato a la presidencia por el kirchnerismo, presentaba decenas de vagones nuevos adquiridos a China.
"No tengo ninguna duda", respondió Randazzo cuando le preguntaron si el choque de trenes se debía a un acto de sabotaje.
La reacción de Omar Maturano, líder del sindicato de maquinistas, que se pliega a la huelga de este martes, denunció que el ministro "miente", aunque admitió que "si el maquinista es culpable, es culpable. Hay que separarlo del servicio".













































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































































 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario