martes, 3 de mayo de 2016

Moyanismos y jacobinismos de época


Cambio de escenario en Argentina por multitudinario mitin de centrales obreras

por Daniel Merolla


Uno de los mitines sindicales más grandes de los últimos 20 años obraron como transformador de la situación argentina, a sólo cinco meses de la asunción del gobierno de centroderecha de Mauricio Macri.
Si el volumen de la convocatoria fue de unas 200.000 personas, según la prensa, o unas 350.000, según los organizadores, es sólo una anécdota. La marcha que paralizó la zona centro-sur de Buenos Aires implica un brusco cambio de escenario y lleva en su interior varios "nunca".
Nunca en un cuarto de siglo se habían movilizado los tres sectores mayoritarios de la CGT junto con las dos ala en que se divide la CTA. Nunca un gobierno democrático soportó una protesta social y sindical de manera tan cercana a su toma del poder. Nunca una consigna, la de terminar con los despidos, fue capaz de unir tanto a quienes ni siquiera podían verse las caras hasta hace muy poco.
Síntomas de drama social se viven en Argentina. El cóctel devaluación, tarifazos y despidos sería explosivo si el gobierno hubiera atravesado ya su momento de consolidación.
"El sindicalismo volvió a escena con una multitud en las calles. Hacía años que los sindicatos no demostraban de manera tan contundente su capacidad de movilización y articulación", dijo Esteban De Gori, sociólogo del Grupo de Estudios de Sociología Histórica de América Latina, en su página web.
Macri usó de vuelta su estilo de gurú que no se altera por nada y admite. Aceptó que hay gente que no llega a fin de mes con su salario, como si aún estuviera en la oposición. Pero criticó duro a sus aliados de hoy en el peronismo por impulsar la ley antidespidos en el Congreso que sólo controla con acuerdos circunstanciales.
"¿Por qué el macrismo abrió su propio desgaste y no vio venir a Moyano?", lanzó la pregunta De Gori. No hay respuesta por el momento. El cuadro de situación está abierto.
Ante la demostración de fuerza la reacción de los medios afines al macrismo fue seguir batiendo el parche de lo que llaman 'La ruta del dinero K'. La propaganda incluyó un insólito operativo judicial con excavadoras para encontrar dinero oculto en tierras del empresario Lázaro Báez, a quien presentan como el colmo de todos los males, el enemigo público número. Está claro en Argentina, sin embargo, que el objetívo último y la presa más deseada para llevar a la cárcel es la expresidenta peronista de centroizquierda Cristina Kirchner. Báez fue un íntimo de su fallecido marido, el exmandatario Néstor Kirchner.
"El macrismo, enfrentado a su neoconservadurismo y a su improvisación, abrió su propio desgaste. A sólo cuatro meses de iniciar su gobierno se enfrenta al enigma de hierro de la conservación del poder en Argentina: cómo compensar a la mayoría de los sectores sociales y lograr su legitimación", fue otra de las preguntas que dejó abiertas De Gori.
Macri aún goza de márgenes de maniobra. Frenar la inflación sería su último salvavidas.

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