domingo, 21 de diciembre de 2014




  Entre el festejo y la amargura.

 por Daniel Merolla

   Argentina quebró en Brasil-2014 una racha gris de 24 años sin jugar una final del mundo, aunque la cruda verdad es que no logra ganar la Copa ni con un goleador fuera de serie como Lionel Messi.
   Una mayoría de gente celebró la digna campaña de la selección. Al menos por un rato los hinchas argentinos olvidaron su visceral exitismo.
   El gol de Mario Götze para Alemania sobre la hora (1-0) fue una puñalada. Pero el agradecimiento al aguerrido espíritu del equipo se manifestó en las calles, en las redes sociales y en cada rincón del país.
   Desde aquella derrota en el 'Mondiale' de Italia-1990 ante el mismo rival e igual resultado, la Albiceleste no podía atravesar ni siquiera la barrera de los cuartos de final.
                    - Los 'fantásticos' defensores -
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   Ahora los fanáticos festejaron con orgullo el corazón grande de los hombres de la retaguardia y saludaron como héroe al jefe de esos gladiadores, el veterano Javier Mascherano, del FC Barcelona.
   La otra cara de la moneda fue la amargura de no poder repetir las hazañas de los campeones de Argentina-1978, que tuvieron la potencia arrolladora de Mario 'Matador' Kempes, o de México-1986 con Diego Maradona en su apogeo.
   Quedó flotando una pregunta: ¿Cómo fue posible no ser más contundente si Argentina tenía una fuerza de ataque de lujo con Messi -que no para de batir récords de manera casi sobrenatural en FC Barcelona-, más los fantásticos Sergio 'Kun' Agüero, Ángel Di María y Gonzalo Higuaín?
   "Con más eficacia éramos campeones", dio su punto de vista meses después el DT, Alejandro Sabella. Admitió que más de uno anduvo con la pólvora mojada.
                     - Caballeros del sufrimiento -
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   Los argentinos saltaron cada escalón a duras penas. Con sufrimiento superó a rivales sin lustre como Bosnia Herzegovina (2-1) o Irán (1-0), venidos a menos como Nigeria (3-2), en la última jugada ante Suiza (1-0), sin lucir contra Bélgica (1-0) y con las 'Manos de Dios' del arquero Sergio Romero en los penales (4-2) frente a Holanda.
   No es nuevo que la Albiceleste ha renunciado a una identidad futbolera histórica cuyo fundamento era el manejo magistral de la pelota y el terreno. Se convirtió al tacticismo moderno y en la final se plantó de contragolpe.
   "El fútbol argentino ha perdido el amor por la pelota. Y Alemania se refunda al darse cuenta que con la fuerza no iban a llegar a ningún lado. Apelaron al talento, crearon escuelas", analizó en frío Jorge Valdano, escritor, exDT, gerente y jugador de Real Madrid y campeón en México-1986.
   Sin el motor ofensivo y el talento de Di María, lesionado, Sabella dejó a Messi con escasa compañía. Paró una escuadra para no perder por goleada (con el fantasma del 7-1 germano a Brasil) y ganar si se daba la oportunidad.
                     - Gol perdido, gol padecido -
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   Oportunidades le cayeron del cielo pero fallaron frente al arco de Manuel Neuer primero Higuaín, después Messi y también Rodrigo Palacio. Gol que se pierde, luego se padece, afirma un antiguo adagio del fútbol.
   "No podemos olvidar que hicimos el Mundial paso a paso. Si les metíamos un gol estaríamos festejando", reflexionó en aquel entonces Maradona.
   Nadie, o muy pocos, saben explicar, sin embargo, por qué Messi no es del todo Messi con la camiseta albiceleste.
   "Vimos a Messi muy 'tocado' (cansado), caminaba por el campo. Hubo un bajón físico y ahí puede estar el origen de retrasar su posición para sacrificarse menos", aportó al análisis Valdano.
   Fue así como pasó el tercer Mundial para 'La Pulga' sin poder levantar la Copa. Fue eliminado en cuartos de final en Alemania-2006 y Sudáfrica-2010. Demasiado poco para semejante fenómeno del fútbol.

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