martes, 10 de diciembre de 2013



Argentinos festejan su democracia a pesar de saqueos instigados por rebelión policial


por Daniel Merolla

Fue un doble intento de complot contra el gobierno y la democracia. La rebelión policial instigó de hecho un aluvión de saqueos. Pero millares de personas celebraron los 30 años de régimen constitucional ininterrumpido en Argentina con un festival popular en la histórica Plaza de Mayo.
La multitud ignoró el temor y la conmoción social por los pillajes derivados de la huelga policial.
   "Estas cosas no suceden por casualidad. Se quiere desgastar los valores de la democracia. Todo lo que nos falta, solo se puede hacer en democracia, respetando la Constitución", dijo en tono enérgico la presidenta Cristina Kirchner al hablar desde el Museo del Bicentenario, frente a la plaza, en presencia de invitados y expresidentes, entre ellos Fernando de la Rúa (1999-2001).
   La fiesta "Democracia para siempre" no fue suspendida a pesar de que suman siete los muertos, con decenas de heridos y detenidos en las últimas horas por pillajes en ciudades provinciales convertidas en tierra de nadie ante la falta de custodia de los policías que demandan mejoras salariales.
   "Tomé la decisión de llevar adelante el acto en honor a los que pelearon y cayeron por la democracia. Quieren instalar el miedo. Avergüenza ver saqueos con camionetas 4x4", deploró la exmandataria.
   Un día como hoy hace tres décadas millones de personas en calles y plazas del país festejaron la asunción del presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) y el fin de la dictadura nacida del golpe de Estado de 1976, cuyo legado fueron miles de desaparecidos, una deuda multiplicada y las secuelas de una aventura militarista en la perdida guerra de Malvinas (1982).
   Kirchner dijo que así como "se logró la incorporación de las fuerzas armadas al proceso democrático, hay que hacer lo mismo con las policías provinciales y condenar la extorsión a una sociedad por aquellos que portan armas para defenderla y no para atacarla".
                          Multitud en la plaza
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   "Venimos a denunciar hechos vandálicos de los desestabilizadores", dijo al iniciar el acto la cantautora Teresa Parodi, ante una multitud que agitaba banderas.
   A pocos metros, en un hecho inédito en los últimos años, se concentraban militantes de la Unión Cívica Radical (UCR, socialdemócrata), que vitoreaban al extinto Alfonsín como el "padre de la democracia", en duelo de cánticos con activistas juveniles del peronismo de centroizquierda que apoyan a Kirchner.
   El hijo de Alfonsín, el diputado de la UCR Ricardo Alfonsín, ocupó el asiento de su padre en el lugar de los invitados.
   Otro invitado en su sitio de exmandatario fue Adolfo Rodríguez Saá, cuyo efímero gobierno en 2001 declaró el mayor default de la historia por más de 80.000 millones de dólares.
   Kirchner entregó en forma simbólica al cantautor español Joan Manuel Serrat (en videoconferencia) el premio "Azucena Villaflor", por el nombre de la fundadora de las Madres de Plaza de Mayo, que entraron en la historia por enfrentar la represión dictatorial en busca de sus hijos desaparecidos.
   Entre la multitud en la plaza, Laura Bernstein (35 años), militante de Segundo Centenario, agrupación juvenil pro-Kirchner, dijo a la AFP que "conseguir la democracia, no fue fácil. Hoy, 30 años después, es un día de fiesta".
   Desde que volvió la democracia, Argentina introdujo profundas reformas civiles como la ley de divorcio y enjuició a más de 1.200 responsables del terrorismo de Estado, con 370 condenas, una de ellas al exdictador Jorge Videla, quien murió este año en la cárcel.
   María Susana Vázquez y Guillermo Calceroni (68 y 69 años) se mantenían alejados del ruido del acto, pero la mujer dijo a la AFP que "es importante hacer acto de presencia en defensa de la democracia, cuando los policías toman una postura contra la democracia".
   "Pienso en los que lucharon para la democracia, sin verla. El recuerdo es vivo, hay que rendir homenaje a los que se sacrificaron combatiendo esa dictadura", dijo Calceroni, exdelegado metalúrgico de Peugeot.
   Desde 1983, el país superó dos grandes crisis económicas, una con hiperinflación en 1989 y otra en 2001 al colapsar el tipo de cambio fijo de un dólar igual a un peso, además de cuatro sublevaciones de militares "carapintadas".
   En 1985 se produjo el "Nüremberg argentino", al ser condenadas la juntas militares, fruto de las campañas por "juicio y castigo" de organizaciones como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
  

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