domingo, 4 de diciembre de 2022

 

Hinchas argentinos festejan tras la angustia del final con Australia

 /  Buenos Aires (Argentina)  -  04 diciembre 2022 03:22  -  AFP (Daniel MEROLLA)  /  REPORTAJE

El clásico cántico del "Olé olé, olé olá, Argentina, es un sentimiento, no puedo paraaaar", entonan a coro los hinchas en Argentina, tras vivir con el corazón en la boca los minutos finales frente a Australia (2-1) en Catar-2022.

Así cantaron la victoria mundialista en octavos de final, aliviados  y esperanzados, en una Buenos Aires con calles fantasmales y millones de personas prendidas a los televisores.

El zurdazo de Lionel Messi en el primer tiempo había arrancado un alarido: "¡Gooool!". Cualquiera se abrazó con cualquiera. Después las avenidas de poblaron de banderas albicelestes y los bocinazos de los autos para festejar.

Lo gracioso fue que quienes tuvieran Televisión Digital vivían las jugadas con anticipación. Paradojas de la tecnología. Internet y la TV por cable llegan décimas de segundos tarde.

El interior de un bar con decenas de hinchas estalla con el gol de Messi en el estribillo histórico: "Vamos Argentina, vamos a ganar, que esta barra quilombera (ruidosa) no te deja de alentar".

"Partido aburrido hasta que se abrió el marcador. Australia no atacó, se defendíó. Será cada vez más difícil pero en los cuartos de final depende de que mantengan el ánimo", comentó a la AFP Enrique Arnaiz, un músico de 65 años.

Su hija, Luciana Arnaiz, de 41 años y economista, analizó con mirada bien futbolera: "Vi bien al arquero a (Emiliano) 'Dibu' Martínez, a Messi por supuesto, a Julián Ávarez y Lautaro (Martínez) lástima el gol que se perdió. Siempre Argentina emocionando y sufriendo hasta el final".

A las 16, hora local, en punto, al iniciarse el partido, caminantes y vehículos aislados en las calles podían ser "extraterrestres”, bromeó con la AFP un estudiante.

"¿Viste que ahora Messi canta el himno con ganas?", percibe una joven vestida de albiceleste de pies a cabeza. Hace rato que el capitán asumió su liderazgo, emblema que comparte con la mayor leyenda: Diego Maradona.

Los bares y pizzerías explotaban de hinchas. De las pantallas más pequeñas a la gigante instalada en la Avenida Libertador, en el bosque de Palermo.

"¡Penaaaal!", bramaron a coro cuando la pelota pareció pegar en la mano de un australiano. Pero no fue nada.

La colorida marea albiceleste colmó patios techados en los clubes. Todas y todos con las camisetas de la Selección. La mayoría con el "Messi" y la "10" en la espalda.

"Ya le están pegando patadas a Messi", se quejó una estudiante, la primera vez que al rosarino lo mandaron al suelo.

La presencia y pasión de las mujeres en el fútbol empata a la de los hombres. De pronto se corta la transmisión y en la pantalla gira una ruedita. "¡Uuuuuh!", protestan en masa.

La imagen vuelve  y la multitud aplaude. "¡Bien Julián!", elogian a Álvarez por su actitud. Un "Nooo" deplora un pase a los contrarios de Rodrigo De Paul. En la pizzería de una esquina del centro hay gente de pie, agolpada como en un estadio.

"Hagan otro gol chicos", comentaba una apasionada señora sin revelar, por supuesto, la edad.


- La hora de la cábala -

Empieza el sufrimiento. El 1-0 es muy ajustado. Más de una y uno se abraza a sus cábalas (amuletos). Responden a la AFP: "Me puse las mismas medias", "tengo un osito de la suerte cerca del corazón", "lo traje de vuelta a mi primo", "vine caminando por la misma vereda", son algunos de los sortilegios que nadie quiere confesar con nombre y apellido.

Parece que los hechizos dan resultado. De pronto otro alarido de gol suena atronador en la cafetería. Un error del arquero Mat Ryan deriva en un gol digno de fútbol sala de Álvarez.

De pronto enmudecen los hinchas en el recinto y millones en sus casas. Es el gol de Australia con un rebote que descoloca al arquero Emiliano 'Dibu' Martínez.

Vuelven rezos y plegarias. Un cruce providencial de Lisandro Martínez salva al arco argentino y provoca un grito como si fuera gol.

Se ahonda el silencio, Las manos tapan los rostros cuando avanzan los de amarillo. "¡La hora referí!", se escucha una voz desde el fondo.

"Dale Lautaro (Martínez), qué gol que te comiste, chabón (hombre)", reprocha un hincha en idioma de la tribuna. Con el pitazo final resuena, cósmico, el "olé olé, olá".



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