Relación de la Argentina con el FMI
De no deber un dólar a la mayor deuda de la historia
por Daniel Merolla
Los vínculos entre Argentina y el FMI parecieron tener punto
final cuando el país le pagó en 2006 hasta el último centavo de la deuda pero el conflicto volvió peor que nunca después del mayor préstamo jamás otorgado, a mediados de 2018.
1. Una vez más una misión del Fondo Monetario Internacional
(FMI) estuvo en Buenos Aires para renegociar los compromisos. El presidente
Alberto Fernández acaba de considerar que "objetivamente, no se pueden
cumplir" con los pagos. El país tiene las arcas casi vacías y una economía que lleva casi dos años de recesión. No es cuestión de voluntad de pago: se acabaron los dólares de la fiesta de endeudamiento del gobierno anterior.
"Si pagáramos, igual no nos va a alcanzar (el dinero),
pero estaríamos sumiendo a la economía en una postración absoluta. Para pagar
primero tenemos que crecer", dijo Fernández. Tras ganar las elecciones en octubre, había dicho que no estaba dispuesto a recibir
ni un dólar más porque el Estado no lo puede devolver. El préstamo original era
por 57.000 millones de dólares. La deuda con el FMI se estacionó entonces en
44.000 millones. La deuda pública global asciende a 342.000 millones de
dólares, cerca de un 90% del producto interno bruto.
2. Aquel stand-by por 57.000 millones de dólares lo tomó el
presidente Mauricio Macri (2015-2019). los mercados internacionales se le
habían cerrado en abril de 2018 cuando interpretaron que más de 100.000
millones de dólares en bonos emitidos por Macri en sólo un año y 4 meses eran
impagables. Macri acudió al salvavidas del FMI y dijo, eufórico, en un
discurso por TV: "Espero que todo el país termine enamorado de (Christine)
Lagarde", la entonces directora-gerente de la entidad internacional. Unas de las declaraciones más extravagantes que se recuerden en la historia económica y diplomática contemporánea. No nunca hubo amor ni odio. Hubo necesidades y decisiones. Como la que Macri usó para evitar el default.
3. Macri había puesto fin a un período sin relaciones con el
FMI, clausuradas por el extinto Néstor Kirchner cuando era presidente
(2003-2007). El 3 de enero de 2006, Kirchner canceló al contado la deuda de
9.500 millones de dólares con el organismo. En un discurso público dijo después
en contra de los planes de ajuste: "Argentina le dijo al FMI basta a la
deuda externa, se terminó, ahora tenemos decisión soberana".
4. Fernández es peronista y la relación del peronismo con el
FMI ha sido casi nula. El fundador del partido, Juan Perón, tres veces
presidente entre 1946 y 1974, se negó siempre a ingresar al organismo. A su
derrocamiento, la dictadura del general Pedro Aramburu (1955-1958) hizo
ingresar al país en el FMI. Se recibió el primer préstamo por 75 millones de
dólares.
Una sucesión de dictaduras y gobiernos democráticos mantuvo
el vínculo. Una gran ayuda del FMI logró la dictadura del general Jorge Videla
(1976-1981). Cuando el régimen tuvo que llamar a elecciones en 1983, la deuda
pública había aumentado de 7.000 a 42.000 millones de dólares.
5. Con la restauración democrática, el gobierno
socialdemócrata de Raúl Alfonsín (1983-1989) pidió auxilio al FMI al no tener
apoyo en el sector privado. El vínculo se conservó con el gobierno de Carlos
Menem (1989-1999). El FMI apoyo con fervor el desguace del Estado con privatizaciones de empresas públicas que emprendió Menem.
El hombre fuerte de aquel gobierno abrazado a las corporaciones y los mercados, y que casi nada tuvo de peronista ,fue el ministro de
Economía Domingo Cavallo. También lo fue en la presidencia de Fernando de la
Rúa (1999-2001) quien cayó en medio de una rebelión popular, tras participar
sin éxito el FMI de multimillonarios megacanjes y blindajes. El default de la
deuda privada fue declarado en 2001 por el efímero presidente peronista Adolfo
Rodríguez Saa.
Ahora el gobierno fernandista y el FMI discuten cuánto y cuándo se puede pagar. El FMI es la llave que tomó el gobierno para negociar a la vez con los acreedores privados. Se habla de fuertes quitas de capital e intereses, con plazos de gracia. Será la madre de todas las batallas para Fernández. Sin un acuerdo razonable, su modelo podría fracasar de manera temprana.
El default está a la vuelta de la esquina en Argentina.
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