sábado, 24 de marzo de 2018

Losd argentinos se resisten a perder la memoria

por Daniel Merolla

(párrafos de notas publicadas por AFP en internet)

Decenas de miles de personas marchan en Buenos Aires y otras ciudades argentinas contra el posible beneficio de prisión domiciliaria a exmilitares condenados por crímenes en la dictadura, a 42 años del último golpe de Estado.
Manifestaciones multitudinarias se realizaban en plazas y parques de este país sudamericano con 44 millones de habitantes para denunciar "retrocesos en la política de derechos humanos", según un comunicado de los organizadores. El acto central se celebrará en la Plaza de Mayo, frente a la casa de gobierno, en Buenos Aires.
Al frente de todas las caminatas y concentraciones están las organizaciones Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Hijos de desaparecidos, Familiares de expresos políticos y la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, entre decenas de entidades convocantes.
"En este 24 de marzo, el llamado a la unidad resulta necesario por el reclamo de la libertad de los presos políticos, para denunciar los retrocesos en las políticas de Estado de Memoria, Verdad y Justicia, la lentitud en los procesos judiciales y la pretensión del gobierno del otorgamiento indiscriminado de las domiciliarias a los genocidas", se indicó en un comunicado conjunto.
Hace menos de una semana, el exmarino Alfredo Astiz, alias 'El Ángel de la muerte', condenado a cárcel de por vida y emblema de la dictadura (1976-83), apareció en una lista del gobierno del presidente Mauricio Macri de posibles beneficiados con prisión domiciliaria por razones de salud.
"El mayor despropósito del gobierno es querer liberar a genocidas de hechos aberrantes que pasaron en el país que no deberían repetirse nunca más y tienen que ser castigados", dijo la líder de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Nora Cortiñas, en declaraciones a radio La Patriada.
Los crímenes de Astiz -
Astiz es un excapitán de 67 años, sobre el que pesan dos sentencias a cadena perpetua por delitos de lesa humanidad, entre ellos los crímenes de las monjas francesas Leonie Duquet y Alice Domon, la adolescente sueca Dagmar Hagelin y el escritor y periodista Rodolfo Walsh.
Su nombre apareció en un listado de 1.436 internos que se encontrarían en condiciones de acceder a medidas alternativas de la prisión, según el Servicio Penitenciario Federal (SPF). Más de un centenar de los posibles beneficiados son represores dictatoriales con condena firme.
Astiz sufre de cáncer, enfermedad que para el SPF justificaría que purgue su pena en su domicilio.
Su caso es similar al del condenado a perpetua y exjefe policial Miguel Etchecolatz, beneficiado primero con prisión en su casa. Pero un tribunal ordenó que volviese tras las rejas luego de manifestaciones y protestas. Etchecolatz fue un temido torturador y jefe de escuadrones de la muerte.
Villaflor y las religiosas fueron arrojadas al mar desde aviones en los llamados "vuelos de la muerte". La decisión de enviarlo o no a una prisión domiciliaria está ahora en manos de la justicia.
Más de 850 exmilitares y expolicías recibieron severas condenas por crímenes de lesa humanidad desde que fueron derogadas las leyes de amnistía en el gobierno del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007).
Organismos humanitarios calculan en 30.000 los desaparecidos en dictadura y en 500 los bebés apropiados, hijos de prisioneros políticos. La entidad Abuelas logró restituir a su familias a 127 de aquellos nietos robados.
Según la justicia, el mayor responsable de tales delitos de lesa humanidad, el ex dictador Jorge Videla, murió en una celda común en 2013.

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