jueves, 1 de marzo de 2018

Lautaro Martínez: embocar en la red como en el aro

por Daniel Merolla

Jugar al básquet era la pasión de niño de Lautaro Martínez, pero ahora emboca de maravilla en los arcos de fútbol, con la ilusión de ser compañero de Lionel Messi en el ataque de Argentina en el Mundial de Rusia-2018.
Sus sueños con dos camisetas blanquicelestes se están cumpliendo. El DT de la Selección, Jorge Sampaoli, lo tiene en el radar. Puede ser llamado para los partidos amistosos de marzo contra Italia y España. El otro un debut consagratorio el martes en la Copa Libertadores-2018. Con Racing le ganó a Cruzeiro de Brasil (4-2) y fue la figura de la cancha.
Pero aún hoy confiesa que prefiere "ver un partido de básquetbol que uno de fútbol". No es extraño porque nació hace 20 años en Bahía Blanca (al sur). Es la capital nacional del baloncesto.
Desde la tierra natal de Manu Gionóbil, veterana figura de los Antonio Spurs de la NBA, llegó como un viento sureño a Buenos Aires. Por su potencia, le dicen el 'Toro'.
- ¿Con Messi es difícil? -
¿Dirá, como Paulo Dybala (Juventus, Italia), que no es fácil jugar al lado de Messi? Por lo pronto, parece ser un muchacho maduro que se cuida de lo que dice. La pelea potencial por el puesto de 9 sería dura: sus rivales son Sergio Agüero y Gonzalo Higuaín.
"Mis objetivos son ganar la Libertadores y el Mundial, después veremos", declara cuando llueven ofertas multimillonarias.
En la fila de interesados están Real Madrid de España, Atlético de Madrid e Inter de Italia. Incluso Boca Juniors ofreció, en vano, 15 millones de dólares. Martínez no quiere ir más rápido que lo que permiten sus piernas.
"Yo soy el que decido dónde voy a jugar, dónde quiero estar, lo que quiero para mí", pone como límite.
Es muy autocrítico. Al final del partido con Cruzeiro en Avellaneda (suburbio), sorprendió con una declaración: "No me gustó el partido que hice. Más allá de los tres goles, he perdido pelotas que fueron muy fáciles para resolver y las he perdido". Una de ellas terminó en el primer gol de los de Belo Horizonte.
- Pies sobre la tierra -
Parece tener los pies sobre la tierra. Insinúa tener en la cabeza algo más que uno de esos raros peinados nuevos con recortes en los parietales y un penacho. "Tengo que seguir mejorando", afirma.
Cada vez que Sampaoli fue a una cancha a verlo, hizo tres goles. Le marcó a Huracán (4-0) por la Superliga y otros tres el martes a Cruzeiro, noche de entrada a todo esplendor en el escenario internacional.
"¡Borombombón, borombombón, para Lautaro, la Selección!", cantaron a coro más de 40.000 voces de la fiel Guardia Imperial, la hinchada de Academia. Es ídolo y joya del club. Sampaoli tomaba mate (infusión) y lo miraba desde un palco.
Goles son amores -
Su ascenso fue meteórico. Marcó 53 goles en 64 partidos de divisiones juveniles. Su salto a primera también tuvo resplandor. Reemplazó a Diego Milito, el mayor ídolo contemporáneo de Racing, en 2015.
Entró al corazón de los hinchas al marcarle un gol al archienemigo clásico Independiente (3-1) en un amistoso de verano.
Salvando las distancias, tiene algo de Messi cuando define con velocidad de rayo cerca o dentro del área. Es práctico, sin ornamentaciones. Le gustan en su puesto el uruguayo Luis Suárez y el colombiano Radamel Falcao. "Son muy buenos", asegura.
Fue el mejor jugador en el torneo de la Alcudia en España y jugó eliminatorias Sub-20 y el Mundial Corea del Sur-2017. Siempre hizo goles.
Su padre, Mario, jugó en partidos del ascenso. Su hermano Franco juega al básquet. Él dejó atrás los aros. Ahora quiere embocarla junto con Messi.

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