lunes, 18 de abril de 2016


El sol de Messi brilla pero los planetas giran alrededor sin armonía

Por Daniel Merolla

Argentina sintió un alivio en las eliminatorias al Mundial de Rusia-2018 con dos triunfos consecutivos. Volvió Lionel Messi y su inspiración. La mecánica colectiva mejoró. Hubo romance en Córdoba con el público pese a una victoria de bajo calibre ante Bolivia 2-0. La gente lo disfrutó por tener en su provincia a sus ídolos de la Albiceleste. Unos días antes cerró la cuenta que tenía pendiente con Chile 2-1, aunque la revancha de la final perdida en la Copa América-2015 no era la prioridad.
Pero el equipo sigue en deuda. Aún no consigue una identidad de juego. Ahora está dentro de los clasificados. Había iniciado el camino al mundiual ruso a los tumbos, sin Messi en los cuatro primeros partidos.

Magia
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La escuadra que conduce Gerardo 'Tata' Martino recuperó a la superestrella y volvió la magia. Insinuó algún destello al remontar la adversidad en Chile y se reencontró con momentos de buen fútbol.
Cambió de aire y de escenario. Salió del estadio Monumental de Buenos Aires y descubrió el amor incondicional de casi 60.000 aficionados, en el estadio Mario Kempes.
"Fue impresionante lo del público", admitió Messi, que levantaba murmullos de asombro y aplausos cada vez que tocaba la pelota.
El problema es que el equipo carece de una modalidad de juego. No resucita aquel tradicional predominio de la riqueza técnica. Tampoco revela un esquema táctico estable. Hubo momentos en Chile y en Córdoba en que perdía la brújula.
Messi no marcó ningún gol de jugada. Pero el estadio Kempes contuvo el aliento cuando se paró frente al arquero Carlos Lampe desde los doce pasos. Fue el gol número 50. Quedó a solo seis del artillero histórico, Gabriel 'Batigol' Batistuta. Para el rosarino no parece haber límites a los récords.

Cóctel
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Lo que no logra Argentina es que a Messi lo rodeen para un  juego asociado. No es cuestión de que los argentinos copien al FC Barcelona. Simplemente, Messi debe tener tres o cuatro receptores posibles de pases y devoluciones. Cuando eso sucede, la combinación se vuelve un cóctel mortal para las defensas.
Otro interlocutor de juego es Ángel 'Fideo' Di María, pero volvió a sufrir una lesión. Así fue como se quedó afuera de las dos últimas finales perdidas por Argentina, en el Mundial de Brasil-2014 y en la Copa América Chile-2015.
Carteles como "Lio, hoy cumplo un sueño, verte jugar", o "Messi no te vayas nunca, Dios no tiene sucesor para vos", fueron algunos de los centenares que brillaron en las tribunas del estadio Kempes. "La Selección regaló ratos de buen fútbol a una Córdoba que la llenó de cariño", comentó el diario Olé.
No hay tantos antecedentes de la ovación en medio de la cual Higuaín dejó la cancha reemplazado. Lo nuevo del equipo fue la consolidación de Gabriel Mercado. Es un lateral izquierdo con vocación de red. Curiosamente es el goleador de Argentina en la tabla con dos, uno a Chile y otro a Bolivia, ambos como centrodelantero.

¡Al fin centrales!
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Otra novedad es que por fin amoldó una pareja de centrales firme, la de Ramiro Funes Mori y Nicolás Otamendi. La deuda radica en restaurar un estilo de fútbol exquisito que Argentina llevaba en el ADN.
Los goles fueron marcados por el lateral Gabriel Mercado, a los 20 minutos, y por Messi, a los 30, de tiro penal por dudosa infracción sancionada por el árbitro venezolano Jesús Valenzuela.
El césped del estadio cordobés no estuvo a la altura de un encuentro internacional, luego de ser arrasado por recientes recitales de las bandas roqueras Maná y Iron Maiden.
Messi marcó su gol número 50 en la selección. Sigue detrás de Gabriel Batistuta, máximo goleador histórico con 56 tantos.
La Albiceleste lanzó un ataque aluvional para no dar tiempo a Bolivia a acomodarse en el campo. Un tiro en el travesaño de Ever Banega fue un raro aviso a los 11 segundos.
Al DT boliviano Julio César Baldivieso, leyenda del fútbol de su país, pareció no quedarle otro recurso que plantear un ultradefensivo 5-4-1. El equipo verde llegó con numerosas bajas de titulares. Aguantó todo lo que pudo a puro coraje y espíritu combativo.

Entretejido
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El entretejido defensivo, tarde o temprano, debía quebrarse frente a la mayor jerarquía del rival. El DT argentino Gerardo 'Tata' Martino eligió a Gonzalo Higuaín de centrodelantero en lugar de Sergio Agüero. 'Pipita' le dio la razón. Mantuvo el esplendor que muestra en Nápoles de Italia. El 'Kun' del Manchester City entró en el segundo tiempo.
Higuaín metió un tiro de emboquillada, recibió el rebote y con inteligencia dio el pase-gol para el toque a quemarropa de Mercado, un lateral con vocación de arco rival.
El arquero Carlos Lampe tapó un remate franco de Banega y tres tiros libres a Messi. El zaguero Luis Gutiérrez fue un aguerrido pilar aunque se excedió en el empleo de la fuerza. La duda quedó sembrada cuando el juez Valenzuela sancionó un penal de Ronald Eguino por trabar botín contra botín a Banega.
La zurda de Messi no perdonó desde los doce pasos. Fueron los momentos en que el supergoleador se pareció al articulador implacable de avances del FC Barcelona. Aparecieron sus resplandores, con paredes, pases en profundidad hacia las alas y la búsqueda de la devolución adentro del área.  A veces no logró buena compañía.
Argentina perdió enseguida por lesión a Ángel Di María, clave en la combinación ofensiva rápida y el gol. Fue la hora de Correa otro Ángel, audaz y atrevido, pero con menor capacidad de juego asociado.

Martillando
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Los argentinos disminuyeron el vértigo, la velocidad a todo vapor. El partido se jugaba igual en un campo 'chico',  de 50 metros, siempre en el de los bolivianos. No se cansó Argentina de martillar.
Del otro lado sólo aparecía la solvencia de Alejandro Chumacero. Pero sufría huérfano de compañeros con los que armar un contragolpe. No pesaba Martín Smedberg-Dalence y demasiado aislado quedaba Yasmani Duk.
El arquero Sergio Romero no pasó sustos hasta que Smedberg-Dalence remató de media distancia y la pelota pasó cerca de un poste. Un flor solitaria en el desierto.

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