miércoles, 24 de noviembre de 2021

Entrrar al Mundial sin angustias

por Daniel Merolla

Argentina, pese a que Lionel Messi lució apagado, había quedado muy cerca de entrar en el Mundial de Catar-2022 al empatar sin goles con el clasificado Brasil, sin Neymar, en un partido gris y trabado, de mutuo respeto y pierna fuerte por la clasificatoria sudamericana. La derota de Chile frente a Ecuador 2-0, al cierre de la jornada, le dio el pase con cuatro fechas de anticipación. No será un sufrimiento como en la eliminatoria de Rusia-2018.

La Albiceleste estaba la noche del martes a la espera del resultado de Ecuador-Chile que podría darle el pase a la Copa del Mundo. Brasil es líder de la clasificatoria con 35 puntos y Argentina lo escolta con 29. Los dos siguen invictos.

Ambas escuadras tienen un partido pendiente por la suspensión del choque en Sao Paulo en septiembre pasado a causa de la invasión al campo de juego de inspectores anticovid-19.

"Sabíamos que Brasil siempre es un rival duro. Hubo mucho roce. Yo llegué con lo justo. Me falta agarrar ritmo. Hace mucho que vengo parado. Estábamos convencidos de que podíamos ganar. Ahora estamos más cerquita del Mundial", afirmó el goleador y capitán albiceleste.


--Presión, lucha y nervios -

La manera natural que tenía Argentina para romper las sólidas líneas defensivas brasileñas estaban en los pies de Messi, Ángel Di María y Lautaro Martínez. Pero Messi lucía apagado. Encaprichado en sacarse de encima las marcas y condenado a perder la pelota.

Las claves de un partido sin brillo fueron los cerrados esquemas de control y presión ordenados por los DT Tite y Lionel Scaloni.

La dinámica de los equipos fue jugar a puro nervio, sin tomar riesgos, con pierna fuerte, a no dar ni un centímetro de ventaja. Un  mutuo respeto que no podía alumbrar otra cosa que un espectáculo enredado y gris.

La asfixia a los mejor dotados ató a Leandro Paredes tanto como a Fred o a Lucas Paquetá. No encontraban ni un callejón libre ni un resquicio Rodrigo De Paul ni a Fabinho.

El juego quedó atrapado a una lucha sin cuartel por la posesión de la pelota o la sorpresa de quitar el balón al rival en el sector central. La zona de la creación se convirtió en un pantano de camisetas amarillas y albicelestes.

Las defensas ganaban cuanto duelo se planteara. Así como Cristian Romero y Nicolás Otamendi le ponían un cerrojo a los eventuales avances hacia Emiliano Martínez, en el otro arco el candado lo garantizaban Éder Militao y Marquinhos. Las bandas las clausuraban de un lado Nahuel Molina-Marcos Acuña y del otro Danilo y Alex Sandro.

Apenas un aislado remate de media distancia De Paul forzó una atajada de Alisson. Matheus Cunha casi emboca un gol de película desde 35 metros, que pasó por arriba del travesaño cuando 'Dibu' Martínez estaba adelantado. En un rebote, Fred también probó con un remate que rozó la parte superior del travesaño. Demasiado poco.

Argentina se salvó de perder un defensor. Otamendi le metió un codazo en la cara a Rapinha. Ni el árbitro uruguayo Andrés Cunha ni el VAR lo detectaron. Era tarjeta roja directa.

Al otro zaguero central, el más firme y seguro, lo perdió por lesión. Tuvo que entrar de reemplazo Germán Pezzella. Scaloni ya había ensayado mover el tablero ofensivo con los ingresos de Lisandro Martínez por Paredes, Joaquín Correa por el 'Torito' Martínez y Julián Álvarez pro Di María.

Tite dispuso un cambio táctico. Brasil se adelantó en bloque unos 20 metros en el campo y llevó inquietud. Los ingresos de Antony, Gerson y Gabriel Jesús procuraron quebrar el cero. Tampoco movían el amperímetro.

Messi seguía lento y desconectado. Su equipo tiene mística y un ensamble sin ser Messi-dependiente. Pero si no está encendido, se nota. Apareció con un solo remate al arco, sobre la hora.

dm/ol

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