Ver Boca-River y después morir
por Daniel Merolla
Desde afuera de Argentina se ve con claridad que significa el superclásico: el periódico británico The Observer dijo una vez que "uno no tiene derecho a morirse sin haber visto, al menos una vez un Boca-River".
Otro periódico del Reino Unido, The Sun, lo calificó como "la experiencia deportiva mas intensa del mundo". Un editor de la revista World Soccer Magazine dijo que es "insuperable por ningún otro en el mundo por su pasión e intensidad".
En el universo futbolero argentino, un 40% de los hinchas son de Boca y un 30% de River, según el último dato conocido de la encuestadora Gallup. Pero el impacto es aún mayor.
Futbolero empedernido, el escritor y humorista Roberto Fontanarrosa se preguntaba una vez: "¿Por qué estoy nervioso si soy hincha de Rosario Central? Es difícil no estarlo. Hay una carga eléctrica, una energía que dinamiza y crispa, sea el partido bueno, malo o regular".
"De la misma forma en que el coronel Aureliano Buendía ansiaba conocer el hielo para, de una vez por todas, saciar su curiosidad, empezar con buen pie 'Cien años de soledad' y postular a Gabriel García Márquez como futuro Premio Nobel, yo ansiaba ver un River y Boca", precisó.
Pero el filósofo y profesor universitario José Pablo Feimann evaluó que suena siniestro que en un país en crisis "no se hable de otra cosa". Lo consideró 'el Mundial 78 de Macrsi'. como lo fue de Videla. Aún así, no se puede tapar el cielo con las manos.
Más locos que nunca por el fútbol, millones de hinchas viven la cuenta regresiva de los dos más grandes superclásicos en un siglo, por la Copa Libertadores.
Son dos sábados para el infarto. La pasión, el delirio y el desborde lo provocan ver
en una cancha a los colores azul y oro de los 'xeneizes' frente a los albos con
la banda roja de los 'millonarios'. Por primera en más de 100 años disputarán
el trofeo que sus aficionados más desean.
Los dos presidentes, Rodolfo D'Onofrio de River y Daniel
Angelici de Boca, se esforzaron en poner paños fríos al descontrol fanático.
"Convocamos a simpatizantes, hinchas y socios a vivir esto como una fiesta
popular, somos rivales no enemigos", dijeron en un comunicado conjunto.
Pero la excitación está desatada desde que se confirmó este
verdadero 'hiperclásico'. Ni el presidente de la nación, Mauricio Macri, pudo
sustraerse a la tensión. "No voy a dormir por esto", dijo en público.
Exitoso expresidente de Boca, Macri intentó que se
permitiese a los hinchas visitantes concurrir a los dos estadios. "No me
quiero hacer cargo de una muerte", dijo D'Onofrio. Angelici coincidió. Se
jugará sin visitantes.
La presencia de la gente de la visita está prohibida desde
2013 para evitar la violencia. En los últimos 50 años murieron 305 hinchas,
cuatro de ellos este año, según la Ong Salvemos al Fútbol. Un quinto muerto que
se investiga es un joven asesinado hace una semana cerca del céntrico Obelisco
en una aparente discusión por la superfinal.
En un barrio de la ciudad nordestina rural de Apóstoles, un
hincha denunció que su excuñado le incendió la casa tras pelearse por
Boca-River. El acusado está prófugo. Tampoco pudo con su genio Macri cuando dijo que había que ganarle de una vez por todas al "culón (suertudo) de Gallardo", el DT riverplatense.
Por un lado hay mensajes pacificadores. Un defensa de la
selección albiceleste y de Villarreal de España, el exRiver Ramiro Funes Mori,
dijo que "a la sociedad no hay que generarle que es vida o
muerte, aunque es verdad que el que gane va a tener la gloria".
Pero los memes en las redes sociales estallan de bromas. En
una aparece Homero Simpson caminando por la calle mientras hace sonar una
campanita, con un cartel colgado y la leyenda en inglés "el fin del mundo
está cerca".
Hay consejos médicos en internet para evitar infartos:
"No fume, no coma grasas, haga ejercicio". En los memes se ve a
personas conectadas a respiradores artificiales o viendo el partido por TV con
un desfibrilador a mano.
Fontanarrosa lo definió de manera genial: "De la misma forma en que el coronel Aureliano Buendía
ansiaba conocer el hielo para, de una vez por todas, saciar su curiosidad,
empezar con buen pie 'Cien años de soledad' y postular a Gabriel García Márquez
como futuro Premio Nobel, yo ansiaba ver un River y Boca".
La pasión se refleja en la locura por los tickets. Las
plateas en la Bombonera que costaban en partidos de copa el equivalente a unos
90 dólares se revenden en internet a 5.000 dólares.
El éxtasis de la pasión futbolera en Argentina se desatará
este sábado al jugarse un histórico primer superclásico final por la Copa Libertadores
entre Boca Juniors y River Plate, tan populares como predestinados a hacer
historia.
El primer escenario será la mítica Bombonera de Boca, la que
tiembla cuando miles de espectadores saltan y gritan en las tribunas. La
revancha será el sábado 24 en el icónico Monumental de River.
A los de camiseta azul con franja amarilla, los llaman
'xeneizes', en el dialecto genovés de los inmigrantes italianos que poblaron el
barrio portuario la Boca del Riachuelo.
A los albos con la banda roja les dicen 'millonarios' por
ser los que pagaban fortunas para comprar pases en los albores del
profesionalismo.
Es la primera vez que juegan por la Copa que más desean en
más de 100 años de historia. Y será la última porque a partir de 2019 la copa
se disputará en país neutral.
"Es el partido de los sueños", dijo Marcelo
Bielsa, ahora DT de Leeds United de Inglaterra.
La emoción corta el aliento a cualquiera. Sólo ambos clubes
nuclean al 70% de los aficionados. Mejor ni pensar en la tensión de llegar a
desempate a penales en el partido de vuelta.
Sólo dos veces jugaron en un siglo por un título oficial. En
1976, Boca le ganó a River 1-0 y se consagró campeón Nacional. River ganó la
Supercopa argentina este año al imponerse 2-0.
Leyendas futboleras lucieron estos colores: un tal Diego
Maradona en Boca y el inolvidable Mario 'Matador' Kempes en River.
¿El superclásico tiene comparación? Si, están el español
Real Madrid-Barcelona, el escocés Celtic-Rangers, el inglés
Liverpool-Manchester United, los italianos Juventus-Inter o Juventus-Milan o
incluso el de los vecinos rioplatenses: Peñarol-Nacional.
Pero Boca-River tiene algo inexplicable. Pero tampoco es cuestión de
morirse: abundan en los medios consejos médicos para prevenir infartos.
La locura se reflejó en los tickets. Plateas que costaban 90
dólares en semifinales se revenden a 25.000 dólares en ofertas demenciales.
Sólo pueden entrar a la Bombonera 53.000 personas y al Monumental 67.000.
"Harían falta tres Bomboneras", ilustró Angelici.
En el total de choques amateurs y profesionales, Boca le
lleva 10 partidos ganados de ventaja. Ganó seis Libertadores y tres
intercontinentales. River suma tres Libertadores y una Intercontinental.
Ambos DT son ídolos de sus hinchas. El de River es Marcelo
'Muñeco' Gallardo y el de Boca Guillermo 'Melli' Barros Schelotto. Los adoran
por su fidelidad a los colores y campeonatos ganados como jugadores y
entrenadores. Pero Gallardo no podrá ni siquiera ir a la Bombonera, suspendido
por la Conmebol.
Hay extranjeros muy valorados. Se lucen los colombianos
Wilmar Barrios y Sebastián Villa (Boca) y Rafael Santos Borré (River), tanto
como los uruguayos Lucas Olaza, Nahitán Nández (Boca) y Camilo Mayada (River).
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