miércoles, 22 de noviembre de 2017

Alma de barrio, corazón granate

por Daniel Merolla


Hace 40 años Lanús estaba en la ruina, descendido a la cuarta categoría, casi sin socios y un estadio de madera que se caía a pedazos: hoy es un modelo de club y potencia futbolera que jugará la final de la Libertadores con el brasileño Gremio.
¿Es un milagro? ¿Un golpe de suerte del destino? Una posible respuesta está en unos rinconcitos de su estadio La Fortaleza, ahora moderno y remodelado. Será la sede del partido de vuelta, el 29 de noviembre, tras la ida en Porto Alegre este miércoles.
A 20 minutos en auto desde Buenos Aires y en el corazón de una ciudad de trabajadores, desocupados y clase media baja, hay dos carteles que ofrecen una pista del secreto de Los Granates.
Un cartel proclama: "Piensa, cree en ti mismo, sueña y arriesga" y otro asegura que Lanús "es el club de barrio más grande del mundo". Ahora tiene 40.000 socios y las cuentas en orden. Una rareza en el fútbol argentino.
Lo explica a la AFP su presidente, Nicolás Russo: "Lanús no es un club de fútbol. Es un club social 'con' fútbol. Es manejado por sus socios. Se acabaron los mecenas. Las decisiones se toman en asamblea. Hay unidad de todas las agrupaciones políticas. Hay un proyecto, planes y buena administración".
Casi 100 años de espera -
Los lanusenses tuvieron que esperar casi 100 años desde su fundación para dar una vuelta olímpica. Tuvieron grandes equipos y jugadores legendarios, pero fue en 2007 cuando conquistaron el campeonato de primera división.
Después ganaron la Copa Bicentenario y la Supercopa argentina, la Copa Conmebol, la Copa Sudamericana y en 2016 otro campeonato de primera. Fue subcampeón en una Conmebol y cinco veces a nivel local.
En 2007 lo dirigía un exjugador y símbolo del club: Ramón Cabrero, recientemente fallecido. En el ataque estaba un ídolo y emblema, que pronto será estatua por su amor a los colores granates: Lautaro Acosta.
Un hincha y empleado de marketing, Federico Arselli, dice a la AFP la clave de tanto progreso: "Se trata de mantener la vocación por el club. La idea es darle algo más que ir a la cancha. Es hacer honor a varias generaciones de simpatizantes".
Tampoco Lanús es el paraíso. El campo de juego luce ondulado, irregular. Al césped lo mantienen empleados y voluntarios, unidos por su pasión 'granate', como se conoce a este club por el color de su camiseta.
Tres de las cuatro tribunas están techadas. En la crisis de 1978, cuando se fue al descenso, pudo haber perdido el predio.
"La parte social es muy fuerte. Hay deportes en 23 hectáreas, otras dos sedes en el centro de Lanús, 4 gimnasios y 3,5 hectáreas en el límite con la capital", cuenta Russo.
Maradona granate -
En tierra lanusense está la Villa Fiorito. Es el asentamiento carenciado donde nació Diego Maradona. El excampeón mundial en México-1986 le rindió homenaje en las redes su mensaje: "Dios quiera que obtengan el torneo y que sigan creciendo ¡Viva Lanús!".
Al equipo lo dirige Jorge Almirón, reconocido como uno de los mejores entrenadores del fútbol argentino. Lanús acaba de voltear al encumbrado River Plate que soñaba con otra Libertadores. Perdió 1-0 en el Monumental pero le dio vuelta un 2-0 en contra en casa para convertirlo en un histórico 4-2 clasificatorio en semifinales.
Russo cuenta que la pensión donde se alojan los juveniles "es un hotel cinco estrellas". "Hay proyectos ambiciosos para el fútbol infantil y juvenil. El 50% o 60% de nuestros jugadores son formados por el club".
En 13 años sólo tuvo cinco técnicos. Tiene un proyecto insólito para el fútbol argentino: cada vez que ficha un entrenador, se prepara el eventual sucesor, el DT de la reserva.
Además del 'Laucha' Acosta, Lanús tiene dos exjugadores en la selección que jugará el Mundial de Rusia-2018. Uno es Eduardo 'El Toto' Salvio (Banfica, Portugal). El otro es el arquero suplente, Agustín Marchesín (América, México).
El distrito de Lanús es densamente poblado: 550.000 habitantes en 48 km2. "Damos 7.500 becas a gente carenciada, para que tenga una ducha de agua caliente, un desayuno digno. Los colegios del Estado y  las Ongs pueden usar gratis las instalaciones". No era milagro, entonces.
Amor por los colores
Lautaro Acosta es la prueba viva de que un amor amateur por los colores es más fuerte que nada. Ni por todo el oro del mundo deja la camiseta granate de Lanús.
"Soy hincha de Lanús (periferia sur) desde siempre. Llegué aquí a los 8 años de (la vecina) Glew. Hice todas las infantiles. El club es como una familia, mi segunda casa", cuenta a la AFP.
Le dicen 'Laucha' y a los 29 años es ídolo de los lanusenses. Lo quieren por ser emblema y símbolo. También valoran su destreza técnica con la pelota, su poder de gol como delantero y vocación para luchar por la recuperación de la pelota.
Tiene un espíritu aficionado a flor de piel: "No lo veo como un trabajo porque lo disfruto mucho. Es un trabajo porque hay horarios, cumplir lo dice tu jefe. Y lo hago con mucha pasión, ganas y porque es lo único que sé hacer en mi vida (jugar al fútbol)".
A China, no -
Acosta le dijo hace poco que "no" a una suculenta oferta de un club de China, según confesó el presidente de la entidad, Nicolás Russo. "Le ofrecen el oro y el moro, pero él no se quiere ir", ha dicho Russo.
El atacante dice que tener "un millón más o un millón menos" no lo va a hacer más feliz. Vive en simbiosis con el club que supo crecer desde un humilde barrio.
Dice no saber "si es mejor ir a China a cobrar diez veces más que quedarme acá a disfrutar los mejores años" de su vida futbolera. Y toma como ejemplo al magnate tecnológico Bill Gates quien dijo que no le dejará toda su fortuna a sus hijos, porque quiere que aprendan el camino.
Pero alguna vez escuchó cantos de sirena y se marchó. No le fue bien. Se lesionaba con frecuencia.
Estuvo 5 años fuera de Lanús: Jugó en Sevilla de España (2 goles y una Copa del Rey), Racing de Santander de España (2 goles) y en Boca Juniors (¡cero gol!).
Poca producción para alguien que marcó 42 veces con la divisa granate. Ha integrado cinco de los seis equipos que ganaron campeonatos en toda la historia. Fue una Supercopa argentina, una Copa Argentina, dos torneos de Primera y una Sudamericana.
"Este es un lindo año. La final de Libertadores con mi equipo de toda la vida y haber estado en la selección con (Lionel) Messi", recuerda. Con la albiceleste ganó el Mundial Sub-20 de Toronto-2007 y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos Pekín-2008. "Jugar el Mundial de Rusia sería lo máximo", se entusiasma.
"Gremio va a ser tan duro como River (eliminado en cuartos). Es un equipo grande, se ha reforzado muy bien, tiene grandes jugadores", reconoce. La primera final se juega este miércoles en Porto Alegre.
Su sueño era salir campeón de primera con Lanús. Lo logró tras casi 100 años de historia granate sin títulos. Le tocó vivir un momento histórico.
La dieta 'Messi' -
En lo personal necesitaba comer mejor. Y se fue a Venecia para ver a un nutricionista italiano que atendió a Messi. "Ese tipo te saca todo tipo de comida, queso, huevo, carne, la vida..., todo", comenta con humor.
Nació en una familia trabajadora y adoradora del fútbol. A su padre lo echaron de un comercio de venta de automotores y fueron momentos duros. "Me viejo (padre) jugaba al fútbol, mi mamá también, un hermano jugó en la B metro (tercera), otro jugó en la C (cuarta). Tengo una familia muy futbolera", relata.
¿Te gusta prepararte para los partidos?, pregunta la AFP y responde: "Me gusta ver el rival, más allá que lo que se pueda hablar con el técnico y el equipo."
Acosta tiene una cicatriz arriba del ojo izquierdo. Cuando tenía 10 años se golpeó contra una puerta de vidrio. Pero en la estatua que le están construyendo para inaugurar el 3 de enero no aparece la cicatriz. Cuestión de cuidar la 'pinta' del ídolo.

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