martes, 20 de octubre de 2015


La rebelión en la granja argentina sigue en pie

Por Daniel Merolla

El Granero del Mundo todavía sigue revuelto. No hay lluvia, sequía o gobierno que le hayan torcido el brazo a los Berdini, nietos de italianos inmigrantes que viven y cultivan en el campo, donde una mayoría votará en las elecciones argentinas contra las políticas agrícolas de la presidenta Cristina Kirchner.
En las antípodas están los Sardi, también descendientes itálicos, agricultores y acopiadores de cereales, que apoyan de Kirchner sus impuestos a las exportaciones porque ayudan a controlar precios de los alimentos para gente de bajos recursos y solventar el presupuesto del Estado.
En el menú para los comicios del 25 de octubre figura el oficialista Daniel Scioli, primero en las encuestas con casi 40% de intención de voto. Está ligeramente a la derecha de su mentora, la peronista de centroizquierda Kirchner. Los opositores tienen para elegir entre su principal rival, el conservador Mauricio Macri, o  bien el peronista de centroderecha Sergio Massa o la socialdemócrata Margarita Stolbizer. Los tres opositores se declaran fervorosos defensores del campo.

- En contra -
Enojado está Daniel Berdini (55 años). Nació y se crió en Ramallo, a 250 km al norte de Buenos Aires. Su casa se levanta en medio de un mar verde de trigo pulcramente sembrado. Más verde será el océano de plantas cuando pronto siembre soja. Es la gallina de los huevos de oro de la fértil pampa argentina. Cada año, los cereales y sus derivados derraman 30.0000 millones de dólares desde Asia y Europa.
"La mayoría del campo va a votar en contra del gobierno. Hay una incertidumbre con esperanza", afirma Berdini. Está desvelado por los precios de gasoil, fertilizantes y pesticidas que se fueron a las nubes. Posee 77 hectáreas y alquila otras 600. Arriba, el sol se asoma entre las nubes en una fresca primavera austral. El viento sopla desde el cercano Río Paraná. A la madrugada hubo temporal y hay que reparar la usina que los dejó sin luz. Los perros juegan mordiéndoles las patas a los caballos. Las cosechadoras y sembradoras duermen en un galpón. Dentro de unos días las harán despertar y rugirán los tractores.

A favor -
Oscar Sardi, de 63 años, vive y produce en la ciudad de Junín y en la pequeña localidad rural de Laplacette, a 260 Km al noroeste. Con créditos de un banco del Estado compró 60 hectáreas de campo y construyó una planta para almacenar granos.
"El gobierno le está devolviendo impustos a pequeños y medianos productores. A los que produzcan menos de 1.000 toneladas. Estoy de acuerdo en recaudar para educación, salud, caminos y puentes", pontifica Sardi.
A su alrededor, hay tierras aún inundadas. No hace mucho llovió a cántaros. Hasta donde llega la mirada sólo se ve el horizonte llano de la pampa que se une al cielo. El padre de Sardi era ferroviario. Y el abuelo albañil. Hubo épocas de vacas gordas. Ahora el horno no está para bollos en el mundo agrícola.

Vacas flacas -
Hace años sufrió la ganadería, con sus famosas carnes. Se remataron millones de vacunos, por bajos precios o para sembrar soja.
Lo último es "la desaceleración de China que generó presiones bajistas sobre los precios de commodities", dice Dante Sica, de la consultora Abeceb.com.
El precio de la soja bajó de unos 500 a 330 dólares la tonelada. Un golpe al corazón sojero latinoamericano.
Adrián Seltzer, de la firma Granar,  dice que "hoy la soja no es rentable con la carga impositiva".

La parte de león -
Nada acalla las protestas agropecuarias. Montaron en el céntrico Obelisco de Buenos Aires un mercado simulado de frutas y verduras. Denuncian que al kilo de manzana se lo pagan al productor un peso pero se vende al consumidor a 25 pesos (2,5 dólares). Reclaman eliminar tributos y controlar a comercializadores que se quedan con la parte del león.
Las familias Berdini y Sardi integran un sector social de tan sólo 85.000 productores en un país de 40 millones de almas. Pero ocupan un lugar clave. Argentina es el mayor exportador mundial de aceite y harina de soja y el cuarto proveedor de maíz.
"Fue el gobierno, con su apriete impositivo, el que lastimó las economías rurales. Ni peras ni manzanas se salvaron, se pudren. Hay que eliminar impuestos a maíz y trigo", pregona Berdini.
En el antiguo 'Granero del Mundo', se desató en 2008 una puja por la renta. Ardió Troya cuando Kirchner trató de aumentar impuestos. Estalló una rebelión de piquetes y marchas multitudinarias. El gobierno dio marcha atrás. Quedó vivo el rencor.
Berdini y su esposa Marisa tienen dos hijas, una licenciada y otra estudiante. Los cuatro hijos de Sardi y su mujer Graciela son profesionales. Típicas familias argentinas de clase media. Su lucha continúa dentro de una semana en las urnas.

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